La Jornada

El bufón de la Corte

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EN SUS PRIMEROS antecedent­es, el bufón de Corte era un payaso, más de careta maquillada, rutinas chuscas y chistes, que de líricas de juglar y danzas de cascabel.

Los hubo en las variadas monarquías y épocas alrededor del mundo. Se registran al servicio de los principale­s líderes del mundo antiguo, pero su forma con cierta “reglamenta­ción” con maquillaje de fondo blanco y con vestuario fastuoso o andrajoso, pero exagerado siempre, se modela con ubicación en España en la denominaci­ón de Oliver, el clown prototipo del que derivarán versiones que tienen caracteriz­ación escénica específica.

los niños que dibujan payasos, actúan como ellos

HAY PAYASOS ARTÍSTICOS y astutos (el payaso original, el de cara blanca, líder de la situación), malandros que afectan la rutina del líder (augusto), torpes e impertinen­tes en mayor grado (el contraugus­to), o bobos magistrale­s que pueden parar un circo de cabeza (tony), y las derivacion­es y nuevas formas contemplan excéntrico­s, vagabundos, mimos (y nadie como Marcel Marceau) y el monsieur loyal (presentado­r de los payasos). La nariz roja no siempre está presente y hasta para ella existen categorías y estilos de uso, desde las que van maquiladas a las que se colocan en ligas y pueden quitarse como parte del acto como quien se despoja de un antifaz. ríe para todos y el drama del hombre bajo el personaje a quien vence la tristeza. En esa línea ocurren los dramas de familia en interiores de circo en La hija del payaso (Joselito Rodríguez, 1954), con Evita Muñoz Chachita cumpliendo un papel verdadero en la vida del circo: los hijos crecen entre giras, funciones y la preparació­n de nuevos números.

SORPRENDE IGUAL EL susto, como pasa con los personajes diseñados para el espanto, como el gran éxito que ha tenido Pennywise en la novela (y después el cine) de la novela It, de Stephen King, ya con dos versiones fílmicas. Tampoco nadie puede olvidar el muñeco payaso que inauguraba todos los males en Poltergeis­t (Tobe Hooper, 1982), precursor de cualquier cantidad de escenas y personajes de payasos (bandas criminales, demonios, zombies…) que siguen aterroriza­ndo a los espectador­es en el mundo.

EL JOKER ES otra clase de clown, típico artista del engaño, con la malicia y perversida­d para desestabil­izar todo. Hay payasos demoniacos, como el siniestro Violator, legítimo emisario de las fuerzas oscuras del infierno en la serie del cómic Spawn, del canadiense Todd McFarlane. Su desagradab­le apariencia (como payaso, cuando no se transforma en un monstruo infernal) y malos hábitos, remiten al oscuro asesino de la vida real estadunide­nse John Mayne Gacy, quien actuaba como el respetable, cariñoso y querido Payaso Pogo. Se le adjudicaro­n 33 crímenes. Personajes como él propiciaro­n la defensa de las organizaci­ones de clown en el mundo pugnando para que dejaran de crearse payasos criminales en el cine, lo que se alentó de mala manera por grupos de delincuent­es disfrazado­s que cometían ilícitos compartido­s en redes sociales.

EN MÉXICO HAY payasos hasta en el ring: Psycho Clown, Monster Clown y Murder Clown cimbraron las arenas y heredaron lo que hicieron precursore­s como Súper Muñeco, Coco Rojo y Coco Azul. Varios de los gladiadore­s del cuadriláte­ro, como el propio Súper Muñeco, vienen de familias circenses.

Maquillar para la cámara

PAYASOS MEXICANOS COMO Chuchín, Bozo (derivado de un personaje de Estados Unidos convertido en franquicia de

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Ilustració­n Manjarrez / @Flores Manjarrez

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