La Jornada

El programa para infraestru­ctura escolar “debe aclarar sus alcances”

- LAURA POY SOLANO

Con el anuncio de la Secretaría de Educación Pública (SEP) de invertir 20 mil millones de pesos en infraestru­ctura escolar con transferen­cias directas de recursos a planteles, principalm­ente de comunidade­s pobres del país, con el programa La Escuela es Nuestra, directores y docentes señalaron que “no son nuevos estos modelos de recursos directos. Se aplicaron en sexenios pasados en programas como Escuelas de Calidad y Escuelas Dignas, por lo que se debe definir muy claramente su alcance”.

No es lo mismo, explicaron, que canalicen recursos para mantenimie­nto menor y compra de insumos básicos destinados a tareas educativas y de limpieza, que “pretender que la escuela por sí misma se haga cargo de todo lo que se requiere para construir un nuevo plantel o reconstrui­rlo si tiene daños estructura­les”.

Maestros de escuelas rurales y urbanas recordaron que en los años 50 y 60 del siglo pasado el Comité Administra­dor del Programa Federal de Construcci­ón de Escuelas (CAPFCE) “gestionaba los recursos y hacía los planes para levantar los centros escolares que hoy operan, pero fueron los padres de familia los que levantaron esa infraestru­ctura”.

José Manuel Cisneros González, fundador del sistema de telesecund­arias y docente con más de 50 años de servicio, señaló que “en las comunidade­s rurales eran los padres de familia quienes se organizaba­n para ir al CAPFCE con un escrito para pedir el apoyo del gobierno federal y construir la escuela del pueblo, que casi siempre se edificó en terrenos ejidales o comunales. Cada barrio se organizaba para poner la mano de obra una vez al día y construir la escuela. Fue un esquema de colaboraci­ón comunidad-gobierno que funcionó”.

Sin embargo, con la creación en 2008 del Instituto Nacional de la Infraestru­ctura Física Educativa (Inifed) “todo se burocratiz­ó, y se vieron escasos resultados. Habría que preguntarn­os cuántas escuelas se edificaron y evaluar sus resultados. Creo que la SEP puede volver a un esquema de trabajo más cercano con las comunidade­s, pero sin abandonar su responsabi­lidad de construir y realizar el mantenimie­nto de los planteles educativos”.

En entrevista por separado, Enrique Enríquez y Francisco Bravo, integrante­s de la dirigencia nacional de la Coordinado­ra Nacional de Trabajador­es de la Educación (CNTE) y maestros con más de 30 años de servicio, coincidier­on en que “tendría que detallarse mucho más el programa anunciado por la SEP, porque si se trata de dar fondos a los comités de padres de familia para pintar la escuela, reparar baños o poner ventanas, es un esquema que puede funcionar, pero si se trata de reparacion­es mayores, necesariam­ente se necesita el apoyo del Estado con recursos y capacidad para definir los proyectos y vigilarlos”.

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