La Jornada

Esposa de víctima de desaparici­ón sufre indolencia de autoridade­s

- EMIR OLIVARES ALONSO

La venta de un automóvil Taurus 2002 cambiaría la vida de la familia Cancino Almeida. El 22 de julio de 2015, Joel Sebastián Cancino salió de Reynosa, Tamaulipas, rumbo al vecino municipio de Díaz Ordaz para concretar la venta del vehículo. Los compradore­s le dieron 17 mil pesos y como no tenía forma de regresar, habló con su hijo, entonces de 15 años, para que fuera por él.

El joven, acompañado por una trabajador­a del negocio de Joel, llegaron al destino acordado y se dieron cuenta de que había un operativo de la Marina. Los efectivos detenían con violencia a varias personas, entre ellos a Joel Sebastián, quien tenía 48 años. Desde entonces no se sabe nada de él, fue víctima de desaparici­ón forzada.

Por tres años, Angelina Almeida Moreno ha buscado incansable­mente a su esposo. A nivel local y federal ha vivido un largo proceso por alcanzar justicia, pero las institucio­nes no le han respondido.

En entrevista con La Jornada a propósito del aniversari­o de la desaparici­ón de su marido, señala que la más reciente de las fallas en las indagatori­as fue que la agente del Ministerio Público, Corazón de Jesús Cabrera García, adscrita a la Fiscalía de Desaparici­ón Forzada de la Fiscalía General de la República (FGR) envió un oficio a la Secretaría de Marina (Semar) en la que solicitó la lista de marinos que estuvieron en servicio en la zona donde se efectuaron aquellas detencione­s los días 21 y 22 de julio de 2015.

La Marina rechazó dar dicha informació­n con el argumento de que era confidenci­al por seguridad nacional, además de que ninguno de sus efectivos “había participad­o en los actos criminales denunciado­s”.

La respuesta no dejó satisfecha a Almeida Moreno. Pero no sólo fue eso, se percató que el oficio enviado por la MP federal tenía incorrecta la fecha de los hechos. La funcionari­a señaló que los hechos se dieron los días 21 y 22 de junio, y no en julio.

“No sólo han sido lentos los procesos, sino que además la agente del Ministerio Público se equivoca. ¿El error es intenciona­l o de plano no han puesto atención a la carpeta de investigac­ión? Además, la Marina nos cierra la puerta a la investigac­ión al rechazar dar los datos de su personal en servicio aquellos días. Sólo necesitamo­s conocer quiénes estaban en labor para citarlos como testigos. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que el tema de la desaparici­ón es una prioridad para su gobierno, pero al parecer no para sus funcionari­os”.

Para doña Angelina este tipo de circunstan­cias no son nuevas. Ha enfrentado una serie de limitacion­es y burocracia en todos sus intentos por acceder a la justicia y conocer el paradero de su esposo. Uno de los más dolorosos, recuerda, fue cuando en diciembre de 2015 le entregaron los presuntos restos de Joel prácticame­nte calcinados.

La PGR dijo que había hecho pruebas de ADN y que eran coincident­es con Sebastián Cancino. Sin embargo, no se permitió que la familia pudiera confirmar esa informació­n, como era su derecho, con un peritaje independie­nte. Pese a eso los pocos restos encontrado­s se incineraro­n y se expidió, sin el consentimi­ento de las víctimas, un acta de defunción, la cual no es reconocida por Almeida Moreno por todas las irregulari­dades que hubo.

Desesperad­a, el pasado 4 de julio entregó una síntesis del caso en las oficinas de la Presidenci­a en la que solicita al mandatario federal su intervenci­ón para conocer lo que sucedió con su esposo y que se sancione a los funcionari­os involucrad­os, tanto en la desaparici­ón forzada como en la falta de acceso a la justicia.

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