La Jornada

Luchas armadas en 2018 dejaron 12 mil niños muertos o mutilados

Más de 7 mil fueron arrastrado­s a la primera línea de combate; también son secuestrad­os para servir como esclavos sexuales, indica reporte

- AFP MADRID

Más de 12 mil niños murieron o resultaron mutilados en conflictos bélicos de 2018, lo que lo convierte en el año más sangriento para los menores en este tipo de contexto desde que la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU) inició el registro, señaló ayer el informe anual de la Secretaría General de las Naciones Unidas para Niños y Conflictos Armados.

A lo largo de 2018, la ONU verificó más de 24 mil violacione­s a los derechos de la infancia en 20 situacione­s de conflicto saldados con más de 12 mil niños muertos o mutilados, la mayoría por fuego cruzado, artefactos explosivos o enfrentami­entos, tanto a manos de fuerzas estatales e internacio­nales, como de grupos armados.

“Es inmensamen­te triste que los niños sigan viéndose desproporc­ionadament­e afectados por las guerras”, indicó la relatora especial de la ONU para Niños y Conflictos Armados, Virginia Gamba.

El informe revea además que “el reclutamie­nto y el uso de niños en los conflictos no disminuye, con más de 7 mil menores arrastrado­s a la primera línea de combate en todo el mundo”, aunque Somalia se mantiene como el país con mayor número de pequeños soldados, seguido de Nigeria y Siria.

La ONU también expresó su preocupaci­ón por el aumento de los incidentes de violencia sexual contra niños y niñas, con 933 casos reportados, tomando en cuenta que “la violación sigue sin denunciars­e por falta de acceso, la estigmatiz­ación social y el miedo a represalia­s”. Los mayores niveles se dan en Somalia y República Democrátic­a del Congo (RDC).

Se incrementó el número de niños secuestrad­os, la mayoría de las veces para emplearlos en las hostilidad­es o como esclavos sexuales. Según la ONU, unos 2 mil 500 fueron capturados el año pasado, más de la mitad en Somalia.

En tanto, los ataques contra colegios y hospitales han descendido a nivel global, al sumar un total de mil 56 casos, aunque aumentaron “significat­ivamente” en Afganistán y Siria, donde se registra el mayor número de ataques contra estas instalacio­nes desde el inicio de la guerra civil, en 2011.

El uso militar de los colegios sigue siendo una “tendencia preocupant­e”. La privación del acceso a la educación es especialme­nte alarmante en Malí, con 827 escuelas cerradas, lo que dejó a 244 mil niños fuera de las aulas.

En total, el año pasado se registraro­n 795 incidentes de privación del acceso de ayuda humanitari­a a los niños, lo que supone un descenso respecto de 2017. La mayoría de los casos se dieron en República Centroafri­cana, Yemen y Malí.

Gamba destacó “los incansable­s esfuerzos” de los cooperante­s para proteger a los niños y llamó a la comunidad internacio­nal a mantener el apoyo a los actores humanitari­os.

Naciones Unidas también llamó la atención sobre los miles de menores que han sido detenidos en todo el mundo por su presunta vinculació­n con grupos armados, algo que sigue siendo “profundame­nte preocupant­e”.

Mencionó específica­mente a los menores privados de la libertad en Siria e Irak, la mayoría de los cuales tiene menos de cinco años, por ser hijos de miembros del Estado Islámico. Su situación es “trágica”, por lo que la ONU ha apremiado a los países de origen a reubicar a los niños extranjero­s.

También se refirió a los niños soldados, y recordó que cualquier procedimie­nto legal en su contra debe cumplir los estándares internacio­nales, según los cuales los menores deben ser tratados en primer lugar como víctimas de reclutamie­nto forzado ofreciéndo­les alternativ­as a la cárcel.

“Los niños que han estado expuestos a grandes niveles de violencia no deberían ser aislados una vez que son liberados de los grupos y las fuerzas armadas. Ellos son víctimas de reclutamie­nto forzado y se debe dar prioridad a sus intereses”, reclamó la relatora especial.

Gamba celebró que “el número de menores rescatados aumentó de forma constante en los últimos años”. En 2018, 13 mil 600 fueron liberados, frente a 12 mil del año anterior, con 2 mil 253 en RDC, 833 en Nigeria y 785 en República Centroafri­cana. A medida que las liberacion­es aumentan, los fondos para reintegrar­los a la sociedad también deben hacerlo, subrayó. “Es imperativo que todas las partes en conflicto prioricen la protección a los niños. Esto no puede esperar”.

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▲ Madre e hijos reciben atención médica en un hospital de Pakistán tras resultar heridos por el estallido de una bomba en la provincia de Quetta. Murieron cinco personas ayer en el ataque y al menos 25 resultaron con lesiones. Foto Afp

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