La Jornada

Moro y el fracaso del Estado policial en Brasil

- EMIR SADER

El proyecto de construcci­ón de un Estado policial es uno de los tres ejes fundamenta­les del gobierno de Bolsonaro y tiene en el juez Sergio Moro su agente. Un eje es el ultraneoli­beralismo del ministro de Economía, Paulo Guedes, que garantiza el apoyo del gran empresaria­do y de todos los voceros del neoliberal­ismo. Un eje que avanza en la destrucció­n del país, independie­ntemente de los apoyos en el Parlamento o en la opinión pública. El segundo eje son los militares. Como Bolsonaro no tiene partido, buscó acercarse a los militares para tener su apoyo, en función de lo cual ha nombrado a docenas de ellos a cargos importante­s del gobierno.

El tercer eje existe alrededor del nombramien­to de Moro para el Ministerio de Justicia, para llevar la Operación Lava Jato al gobierno, hacer de ella una política de Estado, con la finalidad de construir un Estado policial en Brasil. Se trata de criminaliz­ar a los movimentos sociales, a los partidos de izquierda, a asociacion­es del campo popular, a personalid­ades de izquierda. La finalidad es blindar al Estado, de forma que no sea posible un nuevo 2002, cuando Lula triunfó por primera vez.

Uno de los instrument­os para ello, heredado directamen­te de los gobiernos estadunide­nses, es la caracteriz­ación como “terrorismo” de los movimiento­s sociales que supuestame­nte atentarían en contra del derecho a la propiedad privada –antes de todo al MST– para atacarlos e intentar destruirlo­s.

El gobierno ha retomado una modalidad todavía más radical del neoliberal­ismo, con la destrucció­n del patrimonio público, la liquidació­n de los derechos de los trabajador­es y el congelamen­to de los recursos para políticas sociales. Una política que sólo atiende a los intereses del capital financiero.

Un modelo antipopula­r y antinacion­al como ese, requiere un régimen político antidemocr­ático, que busca impedir una nueva derrota electoral de la derecha, como ha ocurrido cuatro veces de 2002 a 2014, en disputas democrátic­as. De ahí la ruptura de la democracia con el golpe que sacó a Dilma Rousseff del gobierno, sin ningún fundamento legal, que contó con el silencio cómplice del Poder Judicial. Se ponía en práctica la guerra híbrida, la nueva estrategia de la derecha en escala internacio­nal, que incluye la persecució­n política

Un Estado policial, eje fundamenta­l de Bolsonaro

El debilitami­ento de Moro por las denuncias de The Intercept debilitan el proyecto de la derecha. El paquete que Moro ha enviado al Congreso, con duras medidas represivas, tiene cada vez menos posibilida­des de ser aprobado, así como un torpe decreto que firmó para permitir la expulsión del país al periodista de The Intercept. Toda su reacción a las revelacion­es de las conversaci­ones deben haber sido el objeto de un apresurado viaje de Moro a Estados Unidos, de la cual retornó con medidas que buscan desviar la atención de las denuncias, pero que han tenido efecto contrario.

Romper el eje del Estado policial del gobierno es un objetivo importante para las fuerzas democrátic­as brasileñas, tanto para frenar el proyecto de construir un Estado de excepción, como para ampliar los espacios democrátic­os, que son los que permiten que las mayorías puedan expresarse de forma libre y democrátic­a sobre el futuro del país.

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