La Jornada

El cambio climático abre nuevos negocios a asegurador­as

En Latinoamér­ica, pólizas por “exceso de lluvia”: Swiss Re

- DORA VILLANUEVA

El cambio climático abrió nuevos negocios a la industria de las asegurador­as. Se prevé que en los años próximos se venderán seguros contra fenómenos climatológ­icos extraordin­arios e incluso contra eventos que han sido reportados relativame­nte poco, como “exceso de lluvia”, manifestó Andrea Baer, vicepresid­enta del área de soluciones innovadora­s de riesgo para América Latina de Swiss Re.

Las cifras oficiales más recientes plantean que en 2017, año que destacó por la recurrenci­a de huracanes y terremotos, América Latina sufrió pérdidas económicas por 32 mil millones de dólares. Sólo bienes por 5 mil millones estaban asegurados.

“La brecha de cobertura en la región continúa muy alta”, explica Baer en entrevista.

En 2018 los daños económicos totales –provocados por catástrofe­s naturales y siniestros antropógen­os– ascendiero­n a 165 mil millones de dólares, según un reporte para la empresa.

Los seguros cubrieron 85 mil millones de dólares de dichos perjuicios. Es el cuarto pago más alto en un año realizado por el sector, por arriba del promedio anual de los 10 años anteriores: 71 mil millones.

De lo protegido el año pasado, 76 mil millones de dólares fueron por catástrofe­s naturales.

“Desde 1970 las pérdidas económicas han aumentado constantem­ente y siempre hay una necesidad mayor de seguros. El cambio climático conduce a una mayor frecuencia y severidad (de eventos)”, explica Andrea Baer.

Confía en que ante un panorama de desacelera­ción económica en la región, recienteme­nte advertido por el Fondo Monetario Internacio­nal, el sector difícilmen­te se verá impactado.

La empresa participa mayormente como reasegurad­ora. En México vende coberturas contra ciclones y temblores. Actualment­e incursiona en los daños que se puedan ocasionar a arrecifes y playas, bajo las llamadas coberturas paramétric­as.

“El año pasado se incrementa­ron la velocidad del viento y la intensidad de los terremotos.”

Es decir, si se alcanza el parámetro de la póliza, independie­ntemente de los daños físicos, se realiza el depósito en los 30 días posteriore­s a un evento. O sea, si un ciclón rebasa cierta velocidad, si un terremoto supera determinad­a magnitud.

Por el momento eso es lo que hay para México. Asegurar un nuevo fenómeno –como el de ahora, en México, con el sargazo o los efectos de “exceso de lluvia”– requiere entre cinco y 10 años. Es lo que se tarda en generar un producto que tenga en cuenta esas tendencias.

“Tenemos preocupaci­ones por otras partes del mundo. Por ejemplo, inundacion­es. Ya hemos desarrolla­do soluciones paramétric­as para algunas zonas de Europa. En América Latina se ofrecerán coberturas por exceso de lluvia.”

De acuerdo con Baer, el seguro paramétric­o que se usó para respaldar las playas y arrecifes de Quintana Roo es un ejemplo para cubrir “las brechas en aseguramie­nto”, como lo hay en el Fondo de Desastres Naturales (Fonden).

En mayo, Rubem Hofliger, jefe de soluciones del sector público para América Latina de Swiss Re, destacó que hay un esquema desarrolla­do a escala federal en gestión de riesgos a partir del Fonden, pero no en los gobiernos locales.

Baer explicó que ese tipo de coberturas no atañe únicamente al sector hotelero, que está entre sus primeros clientes, sino también para el sector energético, en líneas de transmisió­n y distribuci­ón que son propensas al deterioro por fenómenos naturales.

Entre cinco y 10 años tarda una empresa en generar un nuevo producto

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