EL CORREO ILUSTRADO
bufete. No he visto a ninguno, ni siquiera al grandote, acumulando alpiste para ser el mas rico del barrio; toman lo que necesitan y se van. Yo no sé si tengan problemas en su cotidianidad o no, me refiero a problemas sentimentales, de empleo, familiares o de salud. No sé cómo se curan cuando están enfermos o si nunca se enferman.
Sé que les gusta chismorrear, por el escándalo que arman por las tardes en el árbol del zocalito del pueblo. ¿Se sentirán solos a veces? ¿se cuestionaran el sentido de su vida? ¿qué hacen cuando envejecen? No lo sé.
Lo que sí sé es que en las mañanas, muy temprano, todavía oscuro con las estrellas brillando, en ese breve espacio de tiempo íntimo y silencioso en que la noche ya no es noche y el día todavía no despierta sus afanes, subo a mi templo para la meditación diaria, y casi siempre, a la misma hora, hay uno que se posa muy cerca de mi ventana, no lo veo, pero escucho su hermoso canto de agradecimiento y alegría por el nuevo día que está por empezar. Con ese canto como mantra, entro en meditación.
En ese breve momento en que coincidimos, los dos entonamos nuestra alabanza, como dos amigos, compartiendo el agradecimiento de ser lo que somos, él como pajarito cantando y yo en el silencio de mi meditación. Y el día empieza con un delicado sol tibio, acariciando las montañas de Tepoztlán y apagando las estrellas. retos de la Cuarta Transformación, de Rosendo Marín Díaz, mañana a las 19 horas, en el Centro Cultural José Martí (Doctor Mora #1, colonia Centro, afuera del Metro Hidalgo). Entrada libre.
Sam Fouilloux