Cambridge Analytica: matriz de fraudes electorales
Más de 15 años de esfuerzos y de una militancia abierta que jamás se ocultó. Esa verdad conocida fue el secreto a voces del ascenso imparable de AMLO al poder, verdad que se integra por multitud de hechos menores y detalles que componen su “ascenso” triunfante. Las nuevas técnicas electorales no sólo buscan una variante en los números sino una coincidencia en las posiciones electorales. No se trata sólo de obtener una mayoría numérica, sino de lograr la convicción coincidente y sumada de las voluntades. En la revista Proceso de la semana que pasó se describen con mayor detalle las técnicas usadas por la empresa Cambridge Analytica, particularmente en las últimas elecciones de Estados Unidos, que ganó Donald Trump, en que se muestran los procedimientos de publicidad y engaño de que se valió el ganador en 2016 y también los partidarios del Brexit, en Gran Bretaña.
Por supuesto, el dinero es primordialmente estadunidense y el
grupo técnico británico. Los acontecimientos tenían lugar en América, el análisis de sus significados en Londres. ¿El objetivo? Controlar voluntades, pues es imposible manejar las conciencias para lograr votos en la dirección deseada. Control de respuestas en un sistema de condicionamientos desconocido, tal vez imposible antes.
Según las tesis dominantes de los especialistas en estos fraudes superrefinados, se trataría no tanto de convencer a los disidentes electorales por la razón, sino por el temor, no tanto por el argumento sino por el aspaviento teatral capaz de originar reacciones predeterminadas. Se trata, en síntesis, de abandonar algunos de los principios más consolidados de las elecciones en México, en favor de una suerte de conductismo sicológico que se aproxima más a la “gobernanza” por el ejemplo y por la muestra de experiencias elementales y vividas.
La novedad de esta orientación de la conducta, que por supuesto se vale de la mentira y de los engaños, es que por vez primera se atiende sobre todo al seguimiento de la conducta de los individuos aislados o en grupos, y se confía
Es fácil entender por qué las técnicas de Cambridge Analytica se hayan desenvuelto en manos de la derecha o de la extrema derecha
ciegamente en la capacidad de imitación que tiene la mayoría de los humanos. Se adivinará fácilmente que una técnica que tiene que ver con la sicología y que, al final, se refiere a los procesos electorales contemporáneos, no está ni de lejos divorciada de la mentira, la exageración y la peor retórica elemental que hace su presencia en los enfrentamientos partidistas.
Es fácil entender por qué las técnicas de Cambridge Analytica se hayan desarrollado en manos de la derecha o de la extrema derecha, que son los movimientos que han solicitado precisamente la orientación de los líderes de la extrema derecha o que se han dejado conducir por ellos. El caso de Trump es ejemplo de lo que afirmo. En México, habría información suficiente de que el primero en recurrir a la dirección del Cambridge Analytica fue el Partido Acción Nacional, en los comicios de 2006, por gestiones de Felipe Calderón, extremista de la derecha mexicana, quien volvió a recurrir a la empresa “conductista” cuando él y su mujer tuvieron la pesadilla de fundar un nuevo partido de la derecha.
Por supuesto, hay incertidumbre acerca de lo que pueda ocurrir en las elecciones presidenciales de 2024. Todo indicaría, sin embargo, que Morena, bajo la dirección de Andrés Manuel López Obrador, volverá a triunfar, si no con la amplitud anterior, sí de manera suficientemente desahogada como para que ningún otro partido pueda reclamar válidamente el triunfo. Aun cuando Cambridge Analytica y otros semejantes participen con