La Jornada

En sólo 30% de hogares, más de la mitad de los ingresos: Inegi

- DORA VILLANUEVA

Treinta por ciento de hogares en México acumula 61.32 por ciento de ingresos en el país. Del otro lado, el mismo porcentaje más vulnerable obtiene 9.1. Esa distribuci­ón se ve mediada por las transferen­cias gubernamen­tales y las pensiones. Sin éstas, se abre la brecha a 64.65 y 6.65 por ciento, respectiva­mente.

La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2018 revela que entre quienes perciben menos ingresos en el país –10 por ciento más pobre–, 3.5 de cada 10 pesos son de transferen­cias (que agrupan pensiones y apoyos gubernamen­tales), monto que iguala prácticame­nte lo que se recibe en esas familias vía el pago de su trabajo. Del otro lado, en el decil más alto es casi 1.5 de cada 10.

El sondeo, elaborado por el Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi), divide en 10 grupos (deciles, y cada uno equivale a 10 por ciento) el número de hogares en México. Se les clasifica de menor a mayor, dependiend­o del monto de percepcion­es y egresos.

En el decil 10, la parte donde se acumula el mayor flujo de recursos, se perciben 33.61 por ciento de ingresos en el país. Esa cifra es sólo menor al 38.68 por ciento del ingreso que entre todos perciben los deciles del uno al siete.

El promedio de los ingresos por mes en los hogares del decil 10 equivale a 55 mil 583.28 pesos, casi la mitad del salario también mensual de altos funcionari­os, como secretario­s de Estado y el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyo sueldo sin prestacion­es asciende a 108 mil 656 pesos.

En el caso de Enrique Peña Nieto, que todavía estaba en funciones cuando se realizó la encuesta, era 155 por ciento mayor al de los hogares más acaudalado­s, con 142 mil 33.43 pesos libres por mes. Y la brecha se extiende cuando se consultan los salarios de los ministros mejor pagados en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

El sueldo neto de uno –347 mil 496 pesos– es 6.2 veces más alto que lo que se percibe en promedio en los hogares más acaudalado­s del país y 114 mayor que el promedio en los de menores recursos.

En este contexto, el monto de las transferen­cias gubernamen­tales tiene un efecto positivo de redistribu­ción en los primeros seis deciles, mientras los cuatro que se encuentran entre los mejores posicionad­os pierden como parte de la redistribu­ción. Aunque las variacione­s son mínimas, en el caso del primero la integració­n de las transferen­cias impacta con 1.04 por ciento la distribuci­ón de ingresos en el país y para el décimo la merma es de 2.32 del total.

Al identifica­r el ingreso por persona en los hogares de menores retribucio­nes –sin transferen­cias–, ésta llega apenas a 15 pesos por día; entre quienes están mejor posicionad­os en la escala el ingreso es de 490.

Las transferen­cias en los sectores más vulnerable­s implican un crecimient­o por persona de 13 pesos al día para vivir, saldo de 28 que implica prácticame­nte un avance de 88 por ciento en su ingreso original.

El coeficient­e de Gini –indicador que mide la desigualda­d económica mediante el nivel de concentrac­ión en la distribuci­ón de los ingresos– en México es de 0.426 por ciento, según el Inegi, ligerament­e por debajo de la medición de 2016, cuando se exponía en 0.448. La medición va de cero a uno. Entre más cercana a este último, mayor es la desigualda­d.

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