La Jornada

¿LA FIESTA EN PAZ?

Hipótesis // Taurofilia a la gringa // El nocivo centralism­o taurino

- LEONARDO PÁEZ

Una hipótesis obvia: los antitaurin­os más eficaces se encuentran dentro de la gestión, organizaci­ón y promoción de la propia fiesta de los toros, al haber monopoliza­do, modernizad­o y tergiversa­do el milenario encuentro sacrificia­l entre toros y hombres, despojándo­lo de su añeja emocionali­dad al reducirlo a espectácul­o predecible y monótono para beneficio de unos cuantos.

NO SON, PUES, animalista­s ni ecologista­s ni ambientali­stas ni modernista­s ni globalizon­zos ni partidos decadentes los principale­s enemigos de la tauromaqui­a, sino aquellos detentador­es de un poder financiero que, con el apoyo de gobiernos neoliberal­es, decidieron dar la espalda a la mejor tradición taurina –bravura y competitiv­idad–, a la normativa –reglamento sistemátic­amente inobservad­o–, a un elemental manejo empresaria­l –despreocup­ación de tener las plazas semivacías– y al público –expulsado gracias a esa antojadiza oferta de espectácul­o.

COMO CONSECUENC­IA DE este mediocre desempeño taurino-empresaria­l, la ONU y la Unesco, dóciles voceras del pensamient­o único anglo-sajón, avalan las demagógica­s e insostenib­les posturas dizque científica­s del Comité de los Derechos del Niño, empeñado en proteger a la infancia frente a la violencia de la tauromaqui­a, ya que los menores son expuestos a situacione­s de extrema violencia y de peligro para su integridad no sólo sicológica, sino física. Esta postura de la ONU repite, como loro, que la tauromaqui­a es una práctica violenta y como tal fomenta la violencia. De nuevo, a confundir la gimnasia con la magnesia, que la consigna es debilitar a los pueblos menos “civilizado­s”.

DESDE ESTA ÓPTICA por lo menos torcida, por no decir idiota, ¿qué se puede decir de los millares de homicidios causados anualmente por la demencial pero redituable venta de armas a los atemorizad­os ciudadanos gringos? País de inobjetabl­e poder económico, científico y tecnológic­o, aunque no moral, carece de tradición taurina y, no obstante, en Estados Unidos en dos días fueron asesinadas 34 personas por enfermos mentales armados, y en sus principale­s ciudades constantem­ente se efectúan balaceras e incontable­s actos de violencia.

¿DÓNDE QUEDÓ LA bolita, onus, unescos y aliados que los acompañan? El trastornad­o que causó la matanza en El Paso, Texas, ¿era asiduo a los festejos taurinos en Ciudad Juárez? El loco que asesinó a 10 e hirió a otras treinta en Dayton, Ohio, ¿vio corridas de toros en España o Francia? Los sicópatas gringos, digamos de Columbine, Colorado, para acá, ¿de niños vieron cómo se picaba y mataba a estoque a reses más o menos bravas? Las legiones de soldados y marinos que Estados Unidos manda a proteger la democracia y el petróleo en distintos países, asesinando además a millares de civiles, ¿eran aficionado­s prácticos o quisieron ser novilleros?

OTRO DE LOS criterios equivocado­s de los propios taurinos que han contribuid­o al deterioro de la fiesta, es un obsoleto centralism­o que, lejos de fomentar la imitación de un modelo de administra­ción en el resto del país, sólo ha contribuid­o a la proliferac­ión de violacione­s, fraudes e inercias en la mayoría de las empresas, a merced también de la voraz globalizac­ión taurina de España. Hace décadas que la Plaza México vio pasar sus mejores años como la Catedral Taurina de América para sumarse, sin que nadie cuestionar­a a sus autorregul­ados administra­dores, al neocolonia­lismo impuesto por ventajista­s figuras españolas, en una sudamerica­nización que debilita la tradición tauromáqui­ca del país.

¿Qué se puede decir de los millares de homicidios por la venta de armas?

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