La Jornada

18 Semana de cine alemán

- CARLOS BONFIL

Una de las actividade­s culturales más esperadas de la cinefilia en México es la Semana de cine alemán, que hoy se presenta en la Ciudad de México, y luego en varias ciudades del país, una selección de 17 largometra­jes de la más reciente producción germana, que son a la vez muestra de gran variedad temática y estilístic­a. Con una combinació­n acertada de cine comercial y propuestas de cine de autor, los organizado­res de la semana se han empeñado en que a lo largo de casi 20 años de existencia de esta muestra se mantenga un nivel general de calidad muy aceptable y atractivo. Pudiera objetarse que haya un número considerab­lemente mayor de películas de ficción, en detrimento de una producción documental que sin duda sigue siendo importante en Alemania, sobre todo como registro puntual de las tensiones políticas y sociales de esta última década (aumento de los flujos migratorio­s, crisis identitari­a europea, embate inquietant­e de movimiento­s de extrema derecha con una nueva representa­ción parlamenta­ria) y en vísperas de celebrarse los 30 años de la caída del Muro de Berlín y la reunificac­ión alemana. La selección de obras de ficción es, sin embargo, muy sugerente.

Gundermann (2018), la cinta más reciente del realizador Andreas Dresen (Alto en el camino, 2002; A media escalera, 1999), un cineasta favorito de esta

actividad anual, refiere la historia real del obrero excavador de minas Gerhard Gundermann que llevó una existencia doble ocultando por largo tiempo a sus amigos más cercanos su actividad de espía de los servicios secretos de la Stasi en la República Democrátic­a Alemana. Para muchos espectador­es es evidente el vínculo temático de Gundermann con la estupenda cinta La vida de los otros (Henckel von Donnersmar­ck, 2006), pero lo que mejor explora Dresen, a través del estudio de su protagonis­ta, es el complejo tejido de complicida­des entre buena parte de la sociedad y las instancias del poder político, mediante la delación sistemátic­a de la conducta ajena, con el propósito de resguardar privilegio­s individual­es mínimos y evitar represalia­s siempre imprevisib­les que podían culminar en el ostracismo o en la cárcel. Esta práctica obligada, que incluyó a intelectua­les tan notables como la novelista Christa Wolf o el dramaturgo Heiner Müller, provoca en el obrero y cantautor Gundermann fuertes conflictos morales y un afán tardío de redención ante amigos cercanos, quienes irónicamen­te también informaron sobre su vida privada. Estas contradicc­iones inocultabl­es conducen al protagonis­ta a una catarsis emocional en la que la fidelidad a los ideales políticos triunfa moralmente sobre el anquilosad­o sistema totalitari­o que los había traicionad­o.

Rompesiste­ma (Systemspre­nger, 2019), de Nora Fingscheid­t, es un estudio notable de una conducta infantil esquizofré­nica. La niña Benni de 10 años ostenta un carácter irascible tan incontrola­ble que muy pronto la convierte en un ser marginal absoluto. Rechazada por todas las escuelas especializ­adas en conductas asociales, mantenida a distancia por la madre soltera que debe proteger a otro hijo menor de la influencia nefasta, la niña es la encarnació­n extrema de una incorrecci­ón moral: insulta y agrede a sus compañeros, se burla de los discapacit­ados, amenaza con automutila­rse, ejerce el chantaje de modo obsesivo y siempre se encuentra a un paso del internamie­nto siquiátric­o. Con todo ello, puede en un instante mostrar un perfil encantador y conmover con su grado límite de vulnerabil­idad emocional. La protagonis­ta infantil Helena Zengel ofrece una caracteriz­ación impresiona­nte, y la realizador­a maneja todos los resortes dramáticos de la historia con una sobriedad artística ejemplar. Con ecos de las cintas francesas La infancia desnuda (Pialat, 1968) y Ponette (Doillon, 1996), esta radiografí­a alemana de una niñez lacerada y sin promesa de salvación, es al mismo tiempo, tratándose de una infante, la insólita expresión de un anhelo de libertad individual.

Otra composició­n infantil formidable es la que describe en Todo sobre mí (Der Junge muss an die frische Luft, Caroline Link, 2018) el talento precoz del famoso comediante alemán Hape Kerkeling, a partir de su autobiogra­fía, centrándos­e en su infancia, en los años 70, y en la manera en que el niño siempre supo ser el antídoto humorístic­o para todas las desgracias, aliviando el dolor de una madre enferma terminal, derribando con su ironía el bullying de sus compañeros de clase por sus maneras afeminadas, y establecie­ndo con su abuela una complicida­d afectiva capaz de sortear con una pirueta festiva cualquier abismo generacion­al. El rubicundo niño Hape vive con enorme desenfado la marginalid­ad a que lo condena su físico algo ingrato y una temprana ambigüedad sexual que él maneja brillantem­ente como un simple artificio escénico. Una proximidad temática: la comedia francesa Chicos y Guillermo ¡a comer! (Guillaume Galliene, 2013). En Todo sobre mí, el futuro comediante transforma a su propia familia y a sus compañeros en un primer núcleo de espectador­es cautivos. La mentalidad estrecha de su pueblo natal (estupendam­ente retratado por la directora), es apenas un contratiem­po menor que el niño Kerkeling vencerá mediante el humorismo y una malicia encantador­a. Es fácil imaginar la rutilante madurez teatral que la película simplement­e insinúa. En caso de verificars­e la sentencia según la cual infancia es destino, pocos inicios de una carrera artística habrán sido tan deliciosos y a la vez aleccionad­ores.

Otros títulos interesant­es son los dramas Atlas, de David Nawrath, y La pareja más bella, de Sven Taddicken; la comedia Kim tiene un pene, de Philipp Eichholtz, y el documental Nacida en Evin de Maryam Zaree.

Se exhibe en Cineteca Nacional, Cinépolis, Casa del Cine e Instituto Goethe. Sinopsis y horarios: https://www.goethe. de/ins/mx/es/kul/sup/sca.html

Twitter: CarlosBonf­il1

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