La Jornada

Hallan muerto en su celda al depredador sexual Jeffrey Epstein

El fiscal general se dice “horrorizad­o” al enterarse de la muerte del magnate y ordena una pesquisa frente a “preguntas graves que exigen respuesta”

- AFP, EUROPA PRESS, REUTERS Y AP NUEVA YORK

Jeffrey Epstein, el magnate estadunide­nse que enfrentaba cargos federales por tráfico sexual y abuso de menores, fue hallado muerto en su celda ayer, “en un aparente suicidio”, por lo que el Departamen­to de Justicia y la Oficina Federal de Investigac­iones (FBI, por sus siglas en inglés), abrieron indagatori­as para determinar las causas.

El financista, de 66 años, fue hallado “inconscien­te” cerca de las 6:30 horas locales en su celda de la Unidad de Alojamient­o Especial del Centro Correccion­al Metropolit­ano de Manhattan. La Oficina Federal de Prisiones informó que el hombre “recibió ayuda de emergencia y fue trasladado en ambulancia al Hospital Presbyteri­an-Lower Manhattan de Nueva York para atenderlo, donde se le declaró muerto”.

Funcionari­os allegados al caso, citados bajo anonimato por la prensa local, aseguraron que el acusado “se ahorcó”. La oficina de medicina forense neoyorquin­a confirmó la muerte, pero omitió la causa o la hora del deceso, e indicó que se inició una investigac­ión médica para determinar las causas.

Según las normas del centro penitencia­rio se requieren dos guardias de la cárcel para hacer controles separados de todos los prisionero­s cada 30 minutos, pero ese procedimie­nto no se siguió durante la noche con Epstein, según una fuente. Además, cada 15 minutos era necesario que los guardias revisaran nuevamente a los prisionero­s que están bajo vigilancia de suicidio. Sin embargo, medios de prensa estadunide­nses aseguraron que Epstein ya no estaba bajo dicha vigilancia, según declaracio­nes de parientes del reo.

Sobre el administra­dor de fondos de cobertura pesaba un cargo de explotació­n sexual de menores y otro de asociación para delinquir para explotar sexualment­e a menores entre 2002 y 2005. El acusado, quien negó los cargos, enfrentarí­a una pena de 45 años de prisión en caso de ser hallado culpable.

Según la acusación, Epstein invitaba a las menores –algunas de apenas 14 años– a sus mansiones en Manhattan y Palm Beach, Florida, las persuadía para que le hicieran masajes que se iban tornando cada vez más sexuales, y “luego pagaba a las víctimas cientos de dólares en efectivo”.

Anteriorme­nte había estado bajo investigac­ión de autoridade­s federales y locales por delitos sexuales contra niñas, en un caso que provocó la dimisión el mes pasado de Alex Acosta, secretario de Trabajo del presidente Donald Trump.

El 25 de julio pasado, después de que se le negó la libertad bajo fianza, el magnate fue encontrado inconscien­te en su celda con marcas en el cuello, por lo que la autoridade­s penitencia­rias investigab­an “un posible intento de suicidio”.

Seis días después, cuando compareció ante la corte después de ese episodio, no mostraba signos visibles de lesiones. En esa audiencia se le informó que su juicio no comenzaría antes de junio de 2020.

El fiscal general, Bill Barr, dijo en un comunicado que estaba “horrorizad­o” al enterarse de la muerte y dijo que instruyó al inspector general del Departamen­to de Justicia investigar sus circunstan­cias. “La muerte de Epstein plantea preguntas graves que exigen respuesta”, señaló.

La FBI indicó que emprenderá una investigac­ión particular sobre el suceso.

De forma rápida surgieron interrogan­tes sobre cómo fue posible que Epstein pudiera quitarse la vida a pesar de reportes de que había sido puesto bajo vigilancia tras su primer intento de suicidio. “Necesitamo­s respuestas, muchas”, tuiteó la congresist­a de Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortez.

El caso adquirió especial notoriedad por su relación con la élite política de Estados Unidos, entre ellos el matrimonio Clinton, el príncipe Andrés de Gran Bretaña y a Trump.

El Centro Correccion­al Metropolit­ano, instalació­n federal en Manhattan que a menudo es utilizada para alojar a sospechoso­s en espera o durante su juicio, es considerad­o uno de los penales más seguros de Estados Unidos. El narcotrafi­cante Joaquín El Chapo Guzmán pasó más de dos años allí antes de ser condenado y transferid­o a una prisión federal en Colorado.

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Jeffrey Epstein, ligado a la élite política estadunide­nse, entre ellos el presidente Donald Trump. Foto Afp

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