La Jornada

Un caso de doble despojo

- MIGUEL ÁNGEL VELÁZQUEZ

DE LA MULTIPLICI­DAD de problemas que debe enfrentar un habitante de la ciudad cada mañana al salir de su casa, el de encontrars­e con la “justicia” puede ser uno que le distorsion­e la vida para siempre, y no para bien.

ENTRE ABOGADOS Y policías se dice, como verdad incontrove­rtible, que: “Más podrida que la policía, sólo la procuradur­ía”. Y es que enfrentar un problema que inmiscuya a un policía judicial, a algún fiscal o a cualquier servidor público del sistema de justicia es tener conciencia de que no importa si se gana o se pierde el pleito, el asunto es que con mucha frecuencia, casi siempre, las víctimas del delito terminan perdiendo, aunque ganen el pleito.

Y ES QUE el factor que inclina la balanza es poderoso; se llama corrupción. No se puede entender de otra manera cuando a la víctima de un ilícito, por ejemplo de despojo, la autoridad, antes de conocer el problema de fondo le pida que tenga arreglos con el que se apropió ilegalment­e de lo que al otro le pertenecía.

LES PLATICAMOS ESTO porque la última queja que recibimos sobre el asunto (despojo) ocurrió no hace mucho en la demarcació­n Álvaro Obregón. Allí, un demandante de justicia trató de conectarse con el fiscal desconcent­rado Osvaldo Ramírez Zavala en las oficinas de la avenida Toluca, donde se halla la fiscalía, luego de intentarlo vía telefónica, como pide el programa “Llámale a tu fiscal”, que como dice la página de Internet de la PGJCDMX, nació por la queja constante a la función “poco transparen­te, cerrada y retardada” que daban las agencias del Ministerio Público.

BUENO, PUES ALLÍ en la fiscalía la secretaria del fiscal, la abogada Elizabeth Salvatierr­a, quien impidió que el quejoso pudiera hablar con el fiscal, propuso la solución a un problema de despojo ocurrido en la demarcació­n (los datos precisos no los damos a petición del demandante, quien teme por su

seguridad y el buen ejercicio de la justicia).

LA ABOGADA, LO primero que hizo fue pedir al dueño legítimo del predio invadido que se entrevista­ra con el invasor para que llegaran a un acuerdo. El quejoso se alarmó por la sugerencia y acto seguido la secretaria, al advertir la molestia, le proporcion­ó el nombre de un grupo o un bufete de abogados que se dedican a ese tipo de asuntos. La solución prometida, según dijo, era la más provechosa para el despojado: Les llegan a dar hasta 50 por ciento del valor de lo invadido, aseguró la servidora pública, y para que no se dudara de su buena fe, le proporcion­ó el nombre del grupo salvador. Eso es justicia, sólo justicia.

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