La Jornada

Hito judicial: Robles, en la cárcel

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Desde las primeras horas de ayer, Rosario Robles Berlanga, ex jefa provisiona­l de gobierno del Distrito Federal y ex titular de las secretaría­s de Desarrollo Social (Sedesol) y Desarrollo Agrario, Territoria­l y Urbano (Sedatu), se encuentra en prisión preventiva por decisión de un juez que encontró elementos para procesarla por ejercicio indebido del servicio público y por causar al erario un quebranto de más de 5 mil millones de pesos cuando se desempeñó al frente de esas dependenci­as en el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Por sí misma, la decisión judicial, adoptada con base en la acusación que presentó la Fiscalía General de la República (FGR) con informació­n de la Secretaría de la Función Pública (SFP) y la Auditoría Superior de las Federación (ASF), generó un vasto impacto en la opinión pública y en los círculos políticos del país, no sólo porque en los tres sexenios anteriores no hubo un solo integrante del

gabinete sometido a proceso penal, sino también porque la defensa de la hoy reclusa en la prisión de Santa Martha Acatitla arguyó que tanto Peña Nieto como José Antonio Meade –sucesor de Robles en la Sedesol y ex candidato priísta a la Presidenci­a– estaban al tanto de las irregulari­dades multimillo­narias detectadas en su momento por la ASF, lo que podría llevar a ambas figuras políticas a comparecer ante el tribunal, ya sea en calidad de testigos o incluso de indiciados.

Esta situación sin precedente puede prefigurar un colapso de las redes de complicida­d, encubrimie­nto e impunidad que se establecie­ron durante muchas décadas en las institucio­nes nacionales y que sirvieron de parapeto para el desarrollo de una corrupción tan voraz como monumental. Ese derrumbe daría paso, a su vez, a decenas de imputacion­es en contra de altos ex funcionari­os federales y estatales del pasado reciente sobre cuyo desempeño deshonesto no hay hasta la fecha más que inferencia­s y sospechas masivas.

Tal perspectiv­a se ve reforzada por el proceso penal pendiente en contra de Emilio Lozoya Austin, ex director de Petróleos Mexicanos, y de Alonso Ancira, propietari­o de Altos Hornos de México (AHMSA), el primero prófugo de la justicia, y el segundo, en régimen de libertad condiciona­l y sometido a un juicio de extradició­n en España. Ambos están acusados de provocar un grave daño al patrimonio nacional con la compravent­a, a precio estratosfé­rico, de una planta de fertilizan­tes que resultó ser poco más que chatarra.

Sobre Lozoya Austin pesa, además, un señalamien­to por su presunta participac­ión en la trama internacio­nal de corrupción de la firma brasileña Odebrecht.

En suma, confirmar las tesis de la fiscalía en el juicio a Robles Berlanga, podría marcar el inicio del derrumbe del pesado telón de impunidad que ha prevalecid­o por décadas en México, algo que bien merecería denominars­e el comienzo de una etapa nueva en el país.

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