Argentina: fin de régimen neoliberal y democracia restringida
Tres años y ocho meses después de asumir el gobierno, el presidente Mauricio Macri ve desmoronarse su intento de consolidar un régimen neoliberal, tras la contundente respuesta ciudadana del domingo pasado donde obtuvo 33.3 por ciento de los votos en las elecciones primarias en que el opositor peronista de ideas socialdemócratas Alberto Fernández, acompañado por la ex mandataria Cristina Kirchner como candidata a vicepresidenta, recogió el apoyo de 48.9 de los votantes, triunfando en 22 de los 24 distritos del país.
La impactante expresión electoral viene a obstruir la continuidad de un ciclo político signado por la hegemonía del mercado, un ajuste brutal, la apertura irrestricta de la economía, el endeudamiento más descomunal, la destrucción de la industria local, la alineación con Estados Unidos, el desmantelamiento de la construcción regional sudamericana, la desregulación completa del régimen cambiario y la intención de desbaratar la legislación laboral y previsional. Ello acompañado por el deseo de reconfigurar la sociedad desde una perspectiva clasista y meritocrática, con limitación del estado de derecho y no pocas manifestaciones de persecución política, acusaciones falaces a integrantes del anterior gobierno, noticias falsas sobre los opositores, acciones de espionaje ilegal y aun detención sin condena de ex funcionarios y militantes sociales.
Macri arribó al poder por un triunfo de 2.68 por ciento en noviembre de 2015, tras 12 años de gobiernos de centroizquierda peronista: el de Néstor Kirchner (2003-07) y los dos sucesivos de Cristina Fernández (2007-15). Con el respaldo vigoroso del estamento financiero nacional y global y de los medios hegemónicos de comunicación, el empresario ilusionó a medio país con su propuesta de apertura económica, lucha anticorrupción e integración virtuosa al mercado mundial.
Tras fracasar en instaurar ese paradigma, basado en la valorización financiera, la destrucción de las bases mismas de la economía tradicional, centrada en un crecimiento basado en el mercado interno y una moderada distribución del ingreso, la gestión oficial naufragó en las aguas de un default encubierto y concluyó en debacle: el lunes la divisa estadunidense trepó de 45 a 60 pesos y las acciones y bonos argentinos se derrumbaron en la Bolsa de Buenos Aires, perdiendo 48 por ciento en dólares.
Desesperado por el revés electoral, Macri, empresario que llegó al poder tras gobernar la ciudad de Buenos Aires como única experiencia política, salvo haber dirigido al club más popular de Argentina, Boca Juniors, enfrentó la situación de la peor manera: el domingo,