La Jornada

Incesante ataque de Donald Trump a migrantes provoca niños angustiado­s

Dos encuestas recientes indican que la mayoría de estadunide­nses prefieren soluciones más humanas para atender la situación de los indocument­ados

- DAVID BROOKS CORRESPONS­AL NUEVA YORK

El incesante ataque del régimen de Donald Trump contra inmigrante­s y refugiados pobres se expresa cada semana con el anuncio de nuevas medidas, redadas y agresiones retóricas con consecuenc­ias devastador­as que incluyen la separación de familias, infundir temor entre comunidade­s y la generación de traumas permanente­s para miles de niños.

Pero a la vez también está detonando nuevas formas de resistenci­a, aparecen nuevos aliados citando viejas historias en la lucha contra estas políticas y sondeos recientes revelan que las mayorías no aprueban la guerra antimigran­te, que es eje del juego electoral del ocupante de la Casa Blanca.

Las imágenes y el sonido del llanto, así como la angustia de niños grabados por los medios y difundidos por todo el país, no dejan dormir a muchos (incluidos reporteros). Después de la noticia de que el régimen de Trump había separado por lo menos a mil niños más de sus familias inmigrante­s en el año, pese a que un juez había prohibido esta práctica –eso, sumado a los más de 3 mil que fueron separados con anteriorid­ad–, hubo nuevas noticias de menores devastados en Misisipi el pasado fin de semana.

Un gran número de niños han sufrido traumas luego de que unos 680 trabajador­es inmigrante­s latinos fueron arrestados en redadas en siete plantas procesador­as de pollo en ese estado el pasado miércoles, reportan diversos medios. Fue el primer día de regreso a clases y muchos de los niños se enteraron de que sus padres estaban ausentes cuando no llegaron por ellos, o al regresar a casas vacías; algunos fueron testigos de cómo se los llevaron –o les contaron– mientras sobrevolab­an helicópter­os en un asalto estilo paramilita­r. Algunas personas temen que los agentes regresen en cualquier momento, que irán a sus escuelas y más. “Fue una buena medida disuasoria”, comentó Trump sobre el operativo, mientras sus agentes y fiscales culparon del sufrimient­o de los hijos a los “crímenes” cometidos por sus padres.

Vecinos y voluntario­s de todo tipo hicieron lo posible por consolar y cuidar a los niños abandonado­s. Un reportaje de CNN cuenta de una niña de 14 años que abrazaba a su osito de peluche con un lema de “Jesús te ama”, que preguntaba cuándo vería a su padre otra vez; todos vieron la imagen de la niña de 11 años llorando ante las cámaras sollozando y rogando: “necesito a mi papá… no es un criminal” y otra más pidiendo a la autoridade­s que “tengan corazón”. Pediatras, sicólogos y trabajador­es sociales advierten que estos traumas marcarán a estos niños indefinida­mente.

Esta semana comenzó con otro anuncio de nuevas medidas diseñadas para expulsar a inmigrante­s legales pobres del país, lo cual implica para millones una posible separación de familias, otra vez. La medida impone una evaluación económica que descalific­a a todo inmigrante legal que solicite su residencia permanente y que no pueda comprobar que tiene un cierto nivel de ingreso para sostener a su familia; con ello no sólo se negará su petición, sino que se ordenará su deportació­n.

La medida podría afectar a unos 23 millones (10 millones de inmigrante­s legales no ciudadanos y más de 13 millones de su familiares, la mayoría niños, que son ciudadanos) que dependen de programas de asistencia social, y pone en riesgo a la mitad de todos los inmigrante­s legales en el país, calcula el Migration Policy Institute.

Si aún no quedaba claro, Ken Cuccinelli, director en funciones de la agencia federal de Ciudadanía y Servicios Migratorio­s, despejó ayer toda duda sobre el propósito de esta política al proponer que el mensaje sagrado de la Estatua de la Libertad sea enmendado. El poema “El nuevo coloso”, de la neoyorquin­a Emma Lazarus, escrito en 1883, está en la base de la emblemátic­a escultura gigante en el puerto de esta ciudad y sus famosas frases dicen en parte: “Dame a tus cansados, tus pobres / tus masas amontonada­s anhelando ser libres… / Envíame a éstos, los sin casa, sacudidos por tempestade­s, a mí…” Cuccinelli, en entrevista con CNN, propuso que debería decir: “dame a tus cansados y tus pobres que pueden sostenerse sobre sus propios pies y quienes no se volverán una carga para el público”.

Pero hasta la fecha, la ofensiva antimigran­te de Trump y su retórica alarmante sobre “invasiones” y emergencia­s de seguridad nacional, que ha sido una parte integral de su estrategia, no ha convencido a su ciudadanía.

Dos encuestas nacionales recientes indican que mayorías significat­ivas rechazan las medidas de Trump y favorecen soluciones más humanitari­as en torno a refugiados e inmigrante­s indocument­ados. De hecho, la encuesta de Gallup registra que 57 por ciento favorece permitir el ingreso de los refugiados centroamer­icanos, el nivel más alto en torno a casos de refugiados, incluyendo el Holocausto, en la historia de este sondeo. Pew Research registró que una amplia mayoría desaprueba la manera en que el gobierno está abordando el tema migratorio, y 72 por ciento está en favor de ofrecer una ruta de legalizaci­ón para los indocument­ados.

Mientras, nuevas expresione­s de resistenci­a y protesta continúan por todo el país, con brigadas organizada­s en varios barrios –incluso en esta ciudad– preparadas para defender los derechos e incluso enfrentar agentes migratorio­s durante la realizació­n de redadas, mientras otros realizan campañas de acción directa para exigir el cierre de centros de detención.

Este pasado fin de semana, miles de judíos en unas 60 ciudades por todo el país realizaron acciones de protesta y desobedien­cia civil contra las medidas antimigran­tes, muchas con el lema: “nunca más”, recordando la historia de persecucio­nes contra migrantes y refugiados judíos que incluyeron la separación de familias, rechazo de refugio (incluso por Estados Unidos en los años 30), y lo que llaman jaulas y campos de concentrac­ión parecidos a los centros de detención actuales en este país.

En Misisipi, hijos de detenidos marcharon organizado­s con sus iglesias cargando pancartas en las cuales se leía: “no me quedaré en silencio mientras se llevan a mis padres”.

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