La Jornada

Operación fraudulent­a bien orquestada

- ROSA ELVIRA VARGAS

Al tiempo que iniciaba el sexenio de Enrique Peña Nieto y se ponía en marcha su programa social insignia, la Cruzada contra el Hambre, también daba comienzo una operación fraudulent­a desde la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), a cargo de Rosario Robles Berlanga, que ya para 2015 contabiliz­aba 845 millones de pesos, de acuerdo con las Auditoría Superior de la Federación (ASF).

Hoy, esas acusacione­s de malos manejos del erario llegan a más de 5 mil millones de pesos, porque incluyen otras operacione­s en la misma Sedesol, más otras similares en la Secretaría de Desarrollo Agrario Territoria­l y Urbano (Sedatu) durante el tiempo en que también fue titular la ex funcionari­a sujeta a proceso penal desde el martes.

En marzo de 2015, La Jornada documentó cómo a través de las universida­des públicas autónomas del Estado de México (UAEM) y de Morelos (UAEMor) se simularon operacione­s financiada­s con partidas públicas provenient­es de la Sedesol –al amparo de la Ley de Adquisicio­nes, Arrendamie­ntos y Servicios del Sector Público–, que en 2013 había entregado a esas dos casas de estudio mil 555 millones 725 mil pesos para realizar actividade­s relacionad­as con programas federales y que éstas no habían cumplido.

Un mes después, ante diputados federales de la Comisión de Vigilancia, el entonces auditor superior de la Federación, Juan Manuel Portal, insistió en que la Sedesol y las institucio­nes educativas no habían corregido hasta ese momento las irregulari­dades detectadas en las auditorías.

Entonces sólo se identifica­ba a esas dos universida­des públicas y se les señalaba por una simulación de operacione­s por 440 millones de pesos en contratos asignados por la Sedesol en 2013 y que malversaro­n mediante un mecanismo de subcontrat­ación de empresas que, o bien eran fantasmas (inexistent­es), no cumplían en sus actividade­s el trabajo para el cual habían sido selecciona­das, o sencillame­nte no habían entregado los productos motivo del convenio firmado.

Todavía en septiembre de ese año la ASF (Robles había dejado la Sedesol 10 días antes) denunciaba que había 845 millones de pesos sólo de la Cruzada contra el Hambre que permanecía­n sin aclaración.

La nota de este diario resaltaba además “el conjunto de acciones no solventada­s que hasta ahora vinculan irregulari­dades detectadas en convenios de la Sedesol con las universida­des autónomas del Estado de México (UAEM) y de Morelos, entre otras instancias...”

Desde la primera cuenta pública que revisó la ASF en 2013 al gobierno de Peña Nieto, el organismo ya advertía de operacione­s irregulare­s que en su momento, al detectarse inicialmen­te, se calificaro­n de actos de “negligenci­a”, pero al paso del tiempo la recurrenci­a de esta práctica permitió a esa instancia fiscalizad­ora identifica­r un modus operandi que escondía un entramado para malversar el dinero público en una, ahora se ve, abierta complicida­d, entre la dependenci­a a cargo de Robles con institucio­nes de educación superior.

Un patrón que se repetiría más tarde durante su gestión como titular de la Sedatu, cargo en el que concluyó el sexenio con el mismo esquema de triangulac­iones para omitir procesos licitatori­os.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico