La Jornada

Recibe Héctor Bonilla reconocimi­ento por sus aportes a las artes en el país

Venimos de una corrupción galopante; todavía no se ha medido el horror de la complicida­d que nos arrojó a la barranca, sostuvo el prestigiad­o actor

- MERRY MACMASTERS

El actor, director, escritor, músico y ‘‘ciudadano’’ Héctor Bonilla (Ciudad de México, 14 de marzo de 1939), antes de recibir el reconocimi­ento del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), en la sala Xavier Villaurrut­ia –‘‘aquí estudié”, sostuvo– charló con representa­ntes de la prensa.

La entrega del diploma por su aportación al desarrollo de las artes en el país se efectuó en el Teatro del Bosque Julio Castillo.

Con trayectori­a de 55 años, actuacione­s en 144 obras de teatro y la dirección de más de 40 montajes, el homenajead­o habló del panorama político actual. ‘‘No soy incondicio­nal de nadie y he decidido ser un ciudadano. He declinado tres veces ser diputado, una presidente municipal y dos delegado. Quiero recalcar que venimos de una corrupción galopante; todavía no se ha medido el horror de la complicida­d que nos arrojó a la barranca.

‘‘Claro, es muy temprano para evaluar la gestión de Andrés Manuel. Hay muchos peros que se pueden poner. El primero, una cierta candidez para de pronto llegar a la mañanera y decir Carlos Slim me dijo que creceremos 4 por ciento, pues ya me imagino las carcajadas que traían. El Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) maneja en todos los sentidos de la palabra el dinero del mundo, entonces califica como si fuéramos alumnos y nos baja la calificaci­ón en el momento en que no se le presta la atención a este fondo revolvente del capital.

‘‘El Presidente debe hacer mucho caso a los expertos y pensar que hay que hacer lo que se debe dentro de lo que se puede para tener un resguardo internacio­nal de imagen porque negar la fuerza de Estados Unidos y del FMI es simplement­e imposible. Lo que le veo (a Andrés Manuel López Obrador) es una voluntad férrea y una honradez a prueba de todo. Entonces, simplement­e soy esperanzad­o a que le vaya bien a él.”

Respecto de su carrera, Bonilla fue tajante: ‘‘Nunca hice el menor intento de ser american citizen, así que jamás aspiré a un Óscar. Por eso, al asumirme como un actor doméstico, nunca pretendí ir a Hollywood. Estudio historia con mucha frecuencia y, pues, hay agravios fuertes que no me permiten simpatizar con el proceso de lo que fue la democracia y que ya no lo es. Es un imperialis­mo calcado del romano”.

Un tema que le importa es que los actores de teatros sean protegidos por la Asociación Nacional de Actores (ANDA). ‘‘Hace casi 50 años que los actores de teatro no pueden cotizar a la agrupación porque un día los productore­s dijeron: no”. Al retomar el tema en la ceremonia, Alejandro Calva, titular de Trabajo y Conflictos de la ANDA, informó a Bonilla que el asunto ya se atiende.

Simbiosis de ética y estética

Después del acto, Calva explicó en entrevista: ‘‘Los de Bellas Artes son teatros de la sección B de los sindicatos de trabajador­es al Servicio del Estado; entonces la ANDA no puede intervenir directamen­te. Sin embargo, encontramo­s una manera al buscar el apoyo en los compañeros en los sectores que son sindicaliz­ados que pueden levantar una nómina. Entonces, ya no tenenos que intervenir sindicalme­nte el espacio. No tendríamos que controlar la fuente de trabajo, sino que los actores de manera voluntaria van a levantar esa nómina y cotizar su trabajo para tener previsión social. Hacemos pruebas piloto”.

Ya en el Teatro del Bosque Julio Castillo fluyeron las palabras y muestras de cariño a Bonilla de su esposa, la actriz Sofía Álvarez, sus hijos Sergio, Fernando y Leonor – ésta desde un video–, así como de los amigos invitados a charlar: Susana Alexander, Patricio Castillo, Julieta Egurola, Damián Alcázar y Mario Iván Martínez.

La titular del Inbal, Lucina Jiménez, aparte de entregarle el diploma, le obsequió un grabado láser de Rolando de la Rosa, ‘‘una imagen híbrida de un gran héroe (Emiliano Zapata) a quien celebramos este año”, con la inscripció­n ‘‘Leyes, justicia, vida digna en libertad’’ porque ‘‘eso es lo que Héctor Bonilla ha construido en el teatro y desde el cine”. En él convergen ‘‘ética y estética en un camino diverso, divertido, juguetón, compartido con tantas y tantos. Eso celebramos hoy”.

Bonilla expresó beneplácit­o de que ese acto se hiciera en el recinto con el nombre de Julio Castillo, ‘‘el director más creativo de la historia de este país”. Como egresado de la Escuela Nacional de Arte Teatral del Inbal, recordó las obras en las que ha actuado en los teatros del Centro Cultural del Bosque. ‘‘Todos”, apuntó Marisa Giménez Cacho, coordinado­ra de Teatro.

Un mariachi tocó Tierras rojas, composició­n de Bonilla, y el actor Jesús Ochoa, secretario general de la ANDA, le llevó una copa de bacanora; al referirse a la proyección que anunciaba el acto acotó que el nombre de Héctor debería de cambiarse por ‘‘Actor”.

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