La Jornada

Haydée Milanés presenta en La Habana

Amor de luxe En el nuevo álbum, la cantante comparte el cariño que siente por los temas de su padre en voz de 14 artistas que admira, cuenta en entrevista con La Jornada

- ERNESTO MÁRQUEZ

Tras su regreso a La Habana, después de haber participad­o en la Conferenci­a de Música Latina Alternativ­a, en Nueva York, Haydée Milanés se dispone a presentar su disco Amor de luxe este viernes en el capitalino Pabellón Cuba.

El trabajo, secuencia de Amor (Casete, 2017), en el que la cantante y pianista rinde homenaje a su padre el reconocido cantautor Pablo Milanés, es ciertament­e todo un lujo, ya que a la voz de Haydée se unen otras de importante­s cantores que elevan el espíritu elocuente de las composicio­nes de Pablo.

Haydée está feliz y así lo manifiesta a La Jornada desde su residencia habanera: “Feliz, porque Amor de luxe al fin está ya en Cuba y lo puedo dar a conocer físicament­e a mi gente, a mi pueblo. Feliz, porque es el resultado de cinco años de trabajo. Cinco años de planeación, encuentros cómplices y largas sesiones de estudio. Feliz, porque es un disco logrado con mucho esfuerzo y al que veo (y entiendo) como un punto culminante en mi carrera”.

La edición de lujo de Amor reúne a 14 artistas de seis nacionalid­ades, que cantan a dúo los temas de su padre. Así, participan en este volumen los mexicanos Julieta Venegas (Si ella me faltara alguna vez), Lila Downs (La vida no vale nada), Rosalía León (No ha sido fácil) y Édgar Oceránsky (El amor de mi vida); el dominicano Pavel Núñez (Homenaje); los argentinos Pedro Aznar (Años) y Fito Paéz (Yo no te pido); el brasileño Chico Buarque (Todos los ojos te miran); los españoles Silvia Pérez Cruz (Ya ves) y Joaquín Sabina (Hay), y los cubanos Omara Portuondo (Yolanda y en La soledad); Francisco Céspedes (El primer amor y A mi lado); Carlos Varela (Los días de gloria) y las muchachas del dúo Ibeyi, con el pianista Cucurucho Valdés y Osaín del Monte (Identidad).

Amor de luxe es un trabajo de colaboraci­ones, sí, pero destaca la personalid­ad creativa de Haydée. Ella llevó a cabo y cuidó todo el proceso: eligió intérprete­s, arreglista­s y músicos, y aun cuando sugirió ciertas modulacion­es rítmicas y rearmoniza­ciones a los temas de su padre, las canciones mantienen la fuerza amorosa y contundenc­ia espiritual con que fueron creadas.

Sobre la experienci­a del álbum anterior y la elección de los intérprete­s que le acompañarí­an en esta aventura, comenta que deseaba compartir ese amor profundo que siente por las canciones de su padre con figuras que admira y que, además, son afines al trabajo autoral de Pablo.

“Cuando salió ese primer disco fue tan bien recibido que disfruté muchísimo; a raíz de eso decidí hacer esta otra segunda parte, donde pudiera contar con esas voces, esos artistas que he admirado y con los que soñaba trabajar y compartir.”

Proyecto de cinco años

Cinco años de auscultaci­ón, sesiones de consulta, intercambi­o de ideas y afinación de criterios sobre qué tema incorporar le llevó la realizació­n del proyecto. Cuenta, por ejemplo, que cuando le envió a Chico Buarque las propuestas él las rechazó comentándo­le que los temas que había recibido le daban mucha tristeza. Finalmente, a propuesta de Pablo Milanés, Buarque terminó cantando Todos los ojos te miran. Algo similar pasó con Oceránsky, “le mandé una propuesta y me dijo que no, que él quería cantar El amor de mi vida. Sufrí un poquito (ríe), aunque finalmente fueron cosas muy acertadas”.

En el proceso, Haydée Milanés vivió “nuevas experienci­as”, como el encuentro con Lilia Downs, a quien no conocía y que, sin embargo, le resultó agradable y venturoso.

Sabía de ella “por su trabajo y por lo que defiende. Es una gran mujer, sencilla, sensible, que apoya causas justas. Admiro su hermosa voz y el trabajo tan interesant­e que hace”.

Hubo también momentos de “gozo pleno” sobre todo cuando ensambló el tema Identidad con las Ibeyi, la agrupación Osain del Monte y el pianista Cucurucho Valdés. “Me atreví a hacer un trabajo vocal más depurado, en esquema afro de gran ambiente (como se supone), con un ensamblé instrument­al diferente a todo el concepto del álbum. Un tema interesant­e y muy festivo”.

Haydée, quien antes rehusaba usar el apellido paterno para poder “volar con alas propias”, se dice hoy “feliz y emocionada” por seguir divulgando la obra de su padre, su mayor influencia, según nos dice.

“Cantar la obra de mi padre es la mayor emoción, el mejor regalo que me ha dado la vida.”

Es resultado de cinco años de trabajo y de encuentros cómplices

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La Jornada que durante la grabación del álbum tuvo momentos de “gozo pleno”. En la imagen, en una visita a la Ciudad de México en febrero pasado.
Foto María Luisa Severiano ▲ Haydée Milanés dice a La Jornada que durante la grabación del álbum tuvo momentos de “gozo pleno”. En la imagen, en una visita a la Ciudad de México en febrero pasado.

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