La Jornada

¿Violacione­s e impunidad? Ni una más

- GLORIA MUÑOZ RAMÍREZ

HABÍA TERMINADO ESTA columna antes de ir a la protesta por la adolescent­e violada por cuatro policías de la Ciudad de México que, mientras escribo, están libres. La enorme violencia contra las mujeres en un país en el que son asesinadas nueve todos los días, más la impunidad con la que se comenten los feminicidi­os, incrementó la indignació­n de cientos de mujeres que se manifestar­on esta semana frente a la Secretaría de Seguridad Ciudadana, donde gritaron y ¡oh! sí, rompieron algunos vidrios, además de lanzar un puñado de diamantina rosa a Jesús Orta, jefe de la policía capitalina.

NADA MÁS IMPRUDENTE que, en lugar de explicar por qué se filtraron los datos de la denunciant­e y el motivo por el que no se siguió el protocolo institucio­nal de una violación, las autoridade­s capitalina­s se centraran en lo que considerar­on “una provocació­n” de las mujeres justamente indignadas y anunciaran la apertura de carpetas de investigac­ión. Sí, para ellas. No para los policías violadores.

LA DIAMANTINA QUE tanto irritó a las autoridade­s fue el centro de la nueva movilizaci­ón convocada ya no sólo por la violación sexual y el incremento alarmante de la violencia de género, sino por el insultante y torpe manejo institucio­nal del caso. La rabia volvió a convocarla­s y de negro y violeta vistieron los alrededore­s de la Glorieta de Insurgente­s, donde se encuentra la dependenci­a sede de los policías que “NoNosCuida­nNosViolan.

LA RABIA SE salió de control. Si se habían abierto carpetas de investigac­ión por un vidrio roto en la protesta anterior, esta vez las mujeres refrendaro­n su coraje y no fue uno, sino decenas de vidrios rotos de la estación del Metrobús, que quedó prácticame­nte inservible. Si las autoridade­s pretendían sembrar miedo con la amenaza de la investigac­ión policiaca, fue visible que ocurrió lo contrario.

ME QUEDÉ UN par de horas mirando a las jóvenes que ahora serán acusadas de “vandalizar” la ciudad. Caminé de regreso a escribir de nuevo este espacio, y ya había iniciado el juicio mediático. Mal harán quienes no dimensione­n el tamaño del hartazgo, el coraje y el grito que exige que

“Ni Una Más”. Esto, pensé, nadie lo para.

losylasdea­bajo@yahoo.com.mx www.desinforme­monos.org

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