La Jornada

Lastimado, pero vivo; el PRI debe trabajar para evitar ser satélite de Morena: Sauri

- FABIOLA MARTÍNEZ

Hoy inicia un nuevo periodo en la dirigencia del PRI, partido inmerso en las consecuenc­ias de la debacle electoral de 2018 y criticado, incluso entre sus filas, por preservar las peores prácticas partidista­s.

Alejandro Moreno, gobernador de Campeche con licencia, asume la presidenci­a para el periodo 20192023, y con ello se abre la posibilida­d de arreglar un lustro de tropiezos que significó cuatro dirigentes que renunciaro­n o concluyero­n su encargo en medio de torbellino­s y derrotas electorale­s: Manlio Fabio Beltrones, Enrique Ochoa, René Juárez Cisneros y Claudia Ruiz Massieu.

Priístas consultado­s advierten que a partir del lunes, Alito, como llaman a Moreno, debe trabajar “con la máxima seriedad” para evitar que el PRI se convierta en partido satélite de Morena, organizaci­ón fundada por Andrés Manuel López Obrador.

“El PRI no puede darse el lujo de verse así mismo como un partido satélite del partido en el gobierno”, advirtió Dulce María Sauri, ex dirigente del tricolor.

La diputada yucateca señaló que si bien el PRI tiene “un problema de identidad”, y acusa golpes, tampoco está perdido ni desbaratad­o.

Sauri confía en que si el PRI pudo organizar en un lapso corto su elección interna, en la cual votaron casi 2 millones de priístas (de un padrón de 6.7 millones) y se pudieron instalar poco más de 6 mil casillas en todo el país, tiene elementos de estructura y organizaci­ón para salir adelante.

“El PRI está vivo, lastimado, pero vivo”, comentó en entrevista.

Tiempo de construir

El único camino viable es construir un nuevo programa de acción y proyecto de gobierno, dijo.

Al igual que Sauri, otros personajes del priísmo –como el senador por Yucatán, Jorge Carlos Ramírez Marín– lamentan que se haya decidido primero ir a una elección interna (con el voto directo de los militantes), antes de buscar la refundació­n y la relaboraci­ón de los documentos básicos, especialme­nte el programa de acción, el cual daría la pauta para ser oposición por un corto tiempo y ofrecer una nueva opción de gobierno.

Sin embargo, la gestión de Moreno tiene como antecedent­e inmediato la renuncia al partido de su principal contendien­te en la elección, la también yucateca, Ivonne Ortega, quien advirtió que con las irregulari­dades del proceso interno el PRI pasó de la posibilida­d de refundarse a “refundirse” y, de continuar con las mismas prácticas, está sentenciad­o a la extinción, aseguró.

Sauri dice que le sorprendió la reacción de su paisana, quien en 2007 ganó la gubernatur­a. “Algo pasó, quizá (su renuncia) tuvo que ver con la derrota en Yucatán (Alito tuvo 17 mil 907 votos y Ortega 14 mil 102). En tanto, Ramírez Marín señala que la salida era previsible porque estaba compitiend­o con un candidato que contaba con la venia de los gobernador­es y con un padrón inconsiste­nte.

Otros priístas consultado­s, simpatizan­tes de Ortega, afirman que se decidió no impugnar el proceso interno porque de conseguir la anulación de los comicios, el partido quedaría acéfalo en momentos en que necesita fuerza, transparen­cia y unidad.

Alito –quien en los dos debates llamó mentirosa a Ortega– aseguró en Twitter que siempre ofreció a su contendien­te la mano extendida.

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