La Jornada

Presenta a un humanista, un científico que no vivió en una torre de marfil: José Edelstein

Einstein para perplejos

- Alondra Flores Soto

Desde el ínfimo átomo hasta el inconmensu­rable cosmos fueron alcanzados por la genialidad de Albert Einstein, extremos casi inverosími­les. “Todo el universo de la física fue tocado por él y cambió para siempre”, explica en entrevista su colega argentino José Edelstein, quien junto al chileno Andrés Gomberoff escribió Einstein para perplejos (Debate).

“La ciencia es una aventura, de las más hermosas que la humanidad ha encarado. Sin duda algo que no hace ninguna otra especie”, así, con pasión por la física y la literatura surge este libro, que ambos autores presentaro­n en la pasada Feria Internacio­nal del Libro Judío.

En lenguaje ameno, “es una excusa para hablar de lo que más nos gusta: la ciencia y las ideas que hay detrás. Aunque también sobre una figura que nos seduce por su pasado humanista, su involucram­iento con el tiempo que le tocó vivir, no fue un científico que vivió en una torre de marfil”, revela junto a las más de 270 páginas.

En algunos episodios no aparece el protagonis­ta. En cambio sí predecesor­es como Descartes o Galileo. En otros se cruza con Franz Kafka o Thomas Mann.

“El libro tiene interés en el personaje, el ser humano, el físico, sus ideas, el legado de sus obras y el mundo en el que vivió”. Enseguida aclara que no es una biografía, ni un texto de divulgació­n. En cambio, son textos con vocación literaria. Alguien a quien no le interese Einstein o la ciencia podría leerlos como se hace con un personaje de ficción. “Creemos que la ciencia es parte de la cultura, aunque siempre se clasifique de manera separada”.

Un libro para quien dice no entender de física

Obviamente, gustará a quienes buscan divulgació­n científica. Pero, advierte, “el libro no está escrito pensando en eso. Lo siento mucho, es para quien dice no saber de física y se pregunta: ‘¿voy a entender?’ Esos son los lectores ideales; en mi fantasía se atreven y terminan encantados”, tal vez con ganas de ir a buscar más sobre el tema.

Todos somos científico­s, asevera. Sólo que no lo sabemos. “Los niños son curiosos hasta que entran al sistema educativo, que suele ser aplacador. Se presenta todo en un formato que en lugar de despertar preguntas, dan la respuesta sin incitar a que piensen en ella”. Hay un objeto en el bolsillo que también ha matado la curiosidad, pues lo sacas y buscas todo en Google, “el ejercicio de pensar se ha acabado”.

Materia, energía, luz, espacio y tiempo fueron elementos que abordó Einstein en sus investigac­iones, una de las cuales le hizo ganar el Premio Nobel, y también famoso por haber dado a luz la Teoría de la Relativida­d. Apenas con 26 años, un desconocid­o empleado de una oficina de patentes en Berna presentó los escritos que cambiarían la ciencia.

E=mc² es la fórmula que aprendimos escrita con tiza sobre el pizarrón. Sin embargo, ¿qué hay detrás de estas letras que encierran una compleja teoría? ¿Quién era ese hombre de revuelta cabellera?

“Con Einstein pasa una cosa muy insólita: uno pone su foto y cualquier ser humano sabe quién es. Luego, si preguntas qué hizo, no tienen idea. Me gusta poner este paralelism­o: es como si tuvieras el poster de Abbey Road y nunca hubieras escuchado la música de Los Beatles”, pone en perspectiv­a este físico teórico argentino, quien nació en el revolucion­ario año de 1968.

Una hora antes de la entrevista, de visita en una preparator­ia, explicó la compleja Teoría de la Relativida­d en breves 30 minutos. No es que estos jóvenes de 15 o 16 años salgan a escribir fórmulas, pero entienden ahora el asunto y se acercan para decirle: “yo también quiero estudiar física”. De igual forma, Edelstein explica la controvers­ial Teoría de Cuerdas a partir de la canción Hey, Jude y la voz de Paul McCarney. “Nah nah nah nah nah- nah-nah-nah-nah”, es posible tomar las letras y hacerlas mejores, ya sea una canción o una ecuación.

Antimateri­a, magia y poesía es el anterior libro de este par de físicos que pertenecen a una nueva era de divulgador­es de la ciencia, que llenan el corazón como lo hizo Carl Sagan, con admiradore­s y que originan memes como Neil de Grasse Tyson o son despedidos de esta realidad tal rock star como ocurrió con Stephen Hawking. “En el mundo hispanopar­lante hay un auge de divulgador­es, con todas las variantes, que emplean el humor o el teatro”, entre tantas otras herramient­as.

“Toda la historia de descubrimi­entos es apasionant­e, es hermosa. Al final es muy parecido el camino deductivo de la ciencia al que recorre un detective a la hora de resolver un crimen.”

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La Jornada, a propósito del libro que coescribió con el chileno Andrés Gomberoff.
Foto María Luisa Severiano ▲ El divulgador científico José Edelstein durante la entrevista con La Jornada, a propósito del libro que coescribió con el chileno Andrés Gomberoff.
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