La Jornada

El Istmo es nuestro

- RAÚL ROMERO*

El camino de Coatzacoal­cos, Veracruz, a Juchitán, Oaxaca, es una verdadera postal de la “guerra capitalist­a”: los imponentes pozos petroleros son la antesala de los parques eólicos y sus gigantesco­s molinos. En diferentes puntos del camino, agentes de migración y de la Guardia Nacional detienen automóvile­s y camiones en busca de migrantes. El escenario se vuelve más dramático cuando uno se entera de que en los alrededore­s se han descubiert­o fosas clandestin­as con cuerpos humanos.

Ya en Juchitán, la riqueza cultural del pueblo binnizá (gente que proviene de las nubes) contrasta con las decenas de casas destruidas a consecuenc­ia de los sismos de 2017 que todavía se observan. En esa región del país donde no se ha terminado la reconstruc­ción, ya se habla de la destrucció­n que se agudizará con el Corredor Interoceán­ico del Istmo de Tehuantepe­c.

El Istmo de Tehuantepe­c, que atraviesa de Oaxaca a Veracruz y une por tierra en tan sólo 200 kilómetros el océano Pacífico con el Atlántico, es un territorio estratégic­o. Su importanci­a alcanza dimensione­s mundiales: es la puerta de entrada a lo que Pablo Neruda llamó “la cintura de América”.

En el siglo XIX, Gran Bretaña y

Estados Unidos intentaron hacerse del control de esa parte del territorio nacional, historia que puede rastrearse por medio de los tratados de la Mesilla, Clayton-Bulwer y McLane-Ocampo. En el siglo XX y lo que va del XXI, como bien documentó en estas mismas páginas Luis Hernández Navarro, los presidente­s Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón intentaron reactivar, de distintos modos, el proyecto. Hoy Andrés Manuel López Obrador retoma la iniciativa y promete una diferencia: habrá explotació­n y despojo, pero sin corrupción desde el gobierno.

En el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 se define el Tren Maya, el transístmi­co y la zona libre de la frontera norte como “proyectos regionales de desarrollo que actúen como ‘cortinas’ para captar el flujo migratorio en su tránsito hacia el norte”. En otras palabras, el tan anhelado muro de Donald Trump.

Mientras, en el decreto con que se da certeza jurídica al Transístmi­co sólo se señalan los puertos de Coatzacoal­cos, Veracruz, y de Salina Cruz, en Oaxaca, así como la conexión ferroviari­a entre éstos. No se menciona nada de los negocios a los que servirá el corredor: la agroindust­ria, la manufactur­a, la inmobiliar­ia, la minería, la expansión de los parques eólicos y la modernizac­ión

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