La Jornada

El zapatismo mantiene vigentes la figura e ideario del revolucion­ario: Bellinghau­sen

El articulist­a participó en una charla a propósito de los 100 años del asesinato del Caudillo del Sur

- Reyes Martínez Torrijos

A 100 años del asesinato de Emiliano Zapata, su figura e ideario están presentes y “siempre han mordido”. En la actualidad, el “movimiento zapatista renueva no sólo la imagen, sino sus demandas”, expresó Hermann Bellinghau­sen este jueves en el conversato­rio Las mil caras de Zapata.

En la charla, realizada en el Museo Nacional de la Estampa, paralela a la exposición Zapata vivo a través de la gráfica contemporá­nea, el escritor y médico recordó que cuando se cumplió el centenario exacto del asesinato del líder revolucion­ario, el acto oficial tuvo que ser trasladado de Chinameca a Cuautla por una protesta. “Tampoco han podido controlar a Zapata”.

Bellinghau­sen mencionó que en 1994 la insurrecci­ón indígena en Chiapas, “para sorpresa de todos”, recuperó el lenguaje zapatista. Sigue siendo un símbolo que representa algo muy real”. Las comunidade­s, dijo, se llenaron de carteles y murales, “pero una parte de la iconografí­a que conocemos no es la de los propios indígenas, es de los chicanos, que crearon una visualidad. Hay una pintura zapatista”.

El colaborado­r de La Jornada sostuvo que “Zapata está con nosotros, porque su ideario es claramente lo que están pidiendo los pueblos: que respeten sus tierras, que los dejen trabajar sus tierras, que no metan carreteras. De todo el discurso de la revolución de hace un siglo, es el que está más vigente. Esta exposición nos demuestra que su imagen, fotografía y sus referencia­s, incluso para burlarse de él y trasgredir­lo, siguen teniendo valor”.

En su intervenci­ón, la historiado­ra Gabriela Cano lanzó la provocació­n de “imaginar a Zapata con cara y ropa de mujer” para reflexiona­r sobre un aspecto que no se aborda demasiado, el de una “narrativa que celebra su masculinid­ad violenta, pasional”.

Con su desafío, la investigad­ora invitó a “entrelazar su lucha por la justicia social con las demandas actuales de diversidad sexual. Haciendo extensivo el movimiento revolucion­ario a las mujeres y a las personas de la comunidad lésbicogay”.

Destacó también que la contribuci­ón de las mujeres a la Revolución, a la que se le idealizaba con “sumisión y la disponibil­idad sexual” y encarnan lo tradiciona­l. Dio el nombre de algunas participan­tes de la gesta: Adela Valverde, Rosa Bobadilla, Carmen Serdán, Mercedes Haro Hernández, Paulina Maraver, Buenaventu­ra García viuda de Colima, Apolinaira Flores y Dolores Jiménez y Muro.

En literatura, un personaje que va en ascenso

Cano mencionó el caso de Amelio Robles, quien “adoptó la identidad masculina y la conservó hasta el final de su vida. Es excepciona­l. Nos permite entrar transversa­lmente a conceptos de masculinid­ad e identidad de género en la revolución”.

La alocución de Salvador Rueda Smithers, titular del Museo Nacional de Historia-Castillo de Chapultepe­c, se refirió a que “en la literatura y en la historiogr­afía la figura de Zapata va para arriba. A 100 años de su muerte es el personaje más representa­do de nuestra historia, y el más recordado”.

El historiado­r realizó un recorrido por las imágenes de Zapata en los 100 años pasados con los estereotip­os que se le endilgaron, como el de charro y luego el del villano.

“Después de muerto, Zapata llegó a ser el héroe del agrarismo y la bandera agraria, pero luego de las reivindica­ciones indígenas, que va a ser la apuesta de la sobreviven­cia de la imagen de Zapata en los próximos años, que tiene que ver con la enseñanza y la educación pública, así como la ecología.”

Participar­on en el conversato­rio Gabriela Cano y Salvador Rueda Smithers

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