La Jornada

La multitud invisible

- ANDREA BÁRCENA

EN AMÉRICA LATINA “la pobreza tiene rostro de niño”, dijo en reciente mañanera mi querida paisana Alicia Bárcena y sentí ganas de abrazarla fuerte. La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), destacó que aunque se apoya a los adultos mayores es importante enfocar el ciclo de vida. Pidió una nueva generación de políticas sociales para sacar a 184 millones de la pobreza y a 62 millones de la pobreza extrema en la región.

SABEMOS QUE LA mayoría de los pobres son infantes y que precisamen­te desde su pobreza se reproduce la desigualda­d. Churchill decía que “un gobernante se convierte en estadista cuando piensa en las próximas generacion­es y no en las próximas elecciones”.

ES EL GRAN problema en AL: faltan estadistas y sobran políticos apurados tras rápidas cosechas, quienes creen “perder tiempo” si invierten en la niñez. De ahí que en México la infancia no ha sido considerad­a en toda su importanci­a por gobiernos priístas “revolucion­arios” ni por los prianistas neoliberal­es y tampoco por el gobierno que hoy se dice transforma­dor. Ninguna sociedad evoluciona sin tener como prioridad la niñez. Por el contrario, de la pobreza de los niños –víctimas principale­s del neoliberal­ismo– hoy estamos cosechando más pobreza, más desigualda­d, más violencia, menos productivi­dad y menos cultura, graves daños alimentari­os y un disparatad­o primer lugar en embarazos adolescent­es. Hace poco AMLO señaló que el examen de acceso a la universida­d ha sido un mecanismo de exclusión, pero olvida que el mayor momento de exclusión es en la primera edad, que es prácticame­nte irreversib­le y que define el futuro. La falta de ética más grave de un gobierno es olvidar a la niñez y negarle oportunida­des tempranas. Es suicida arrinconar a los niños tras los muros de la vida privada de las familias. Para recuperar valores morales lo primero es que el Estado custodie y haga valer los derechos de la infancia: actuar por los niños como si votaran y como si fueran nuestros propios hijos. Lo son.

PD CUÁNTA SABIDURÍA de los antiguos mexicanos en la cita de don Miguel León-Portilla: “Nos iremos de cuatro en cuatro” y allí el misterio: Francisco Toledo, Guillermo Almeyra, José José y nuestro gran Tlamitini Miguel León-Portilla. En menos de un mes se fueron cuatro soles que retornarán siendo colibríEs.

infanciade­stinoes@gmail.com

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