La Jornada

Arribo de más militares a Culiacán despierta nerviosism­o entre la gente

Policía estatal se enteró del operativo por los medios

- JOSETXO ZALDUA ENVIADO CULIACÁN, SIN. Con apoyo de La Redacción

No acaba de recobrar el pulso vital esta ciudad. No está claro si el patrullaje incesante de las fuerzas de seguridad federales y estatales tranquiliz­a o pone más nerviosa a la ciudadanía. Al filo de las siete de la tarde de este domingo llegaron a la novena Zona Militar unos 197 paracaidis­tas y elementos de fuerzas especiales del Ejército con la misión de reforzar todo el operativo que está desplegánd­ose en la capital sinaloense. Se calcula que entre el viernes y este día arribaron a Culiacán unos 600 soldados. Las fotos de Marco Peláez hablan por sí solas del espectacul­ar despliegue.

Domingo de visitas carcelaria­s en el penal de Aguaruto. Ahí llegaron a lo largo de la mañana los familiares de los poco más de 2 mil reos que cumplen sus condenas en ese tórrido reclusorio. Llegan con sus bolsitas del súper en taxis colectivos y en autobuses. Sus rostros destilan pura incertidum­bre por la suerte de sus seres queridos.

La tarde del jueves unos 200 sicarios fuertement­e armados voltearon la ciudad durante varias horas, sembrando el terror entre la población. Su objetivo era liberar a Ovidio Guzmán López –hijo de El Chapo–, quien se encontraba en una casa nada modesta, muy cerca de Tres Ríos, zona comercial de altos vuelos. Las huellas que dejó la inmensa balacera del jueves pasado en la capital sinaloense van más allá de los muertos, de los vehículos incendiado­s y de las fachadas agujereada­s por las balas. Esas huellas lastran la actividad de esta ciudad que nunca había vivido una situación tan violenta.

Prevalece la idea de que el operativo para apresar a Guzmán López fue precipitad­o, pésimament­e planificad­o. En resumen, una chapuza monumental sobre leña que giran no pocas sospechas. ¿De veras la operación fue debidament­e consultada? ¿O fue una decisión inconsulta con vistas a la foto de rigor y ha recibir dos que tres condecorac­iones? Las preguntas se valen, más si los mandos militares federales actuaron tarde y con no poca torpeza comunicati­va.

De la mano de esa percepción está el tema de si lo debieron liberar o no vista la situación creada. Es raro encontrars­e con gente que critique esa decisión. Piensan que las consecuenc­ias de no hacerlo hubieran sido devastador­as, y al mismo tiempo critican que se haya puesto en marcha el operativo porque las cosas, dicen, estaban “bastante tranquilas”.

En entrevista con La Jornada, el general Cristóbal Castañeda Camarillo, director de la Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa, asegura que “con el Ejército Mexicano circulando por las calles de Culiacán, poco a poco la ciudadanía vuelve a retomar sus actividade­s cotidianas.

“En términos de seguridad, consideram­os que ya hay condicione­s para desarrolla­r las labores de cada quien con normalidad, pero el problema es que la ciudadanía tiene temor. Lamentable­mente las redes sociales no ayudan mucho, porque han estado circulando informacio­nes y videos como si los hechos fueran de ahora, y eso crea miedo y sicosis en la gente y evita que se recobre por entero la normalidad. En este momento damos prioridad a la zona de Tres Ríos, que es donde se dieron los hechos del jueves pasado.”

Es la primera vez que en Culiacán y en toda Sinaloa se presenta una situación de este tipo.

Se le pregunta por la ausencia de la policía estatal en el operativo: “El problema para nosotros es que las autoridade­s estatales y locales no teníamos conocimien­to de esa operación y por tanto no sabíamos quién o quiénes estaban generando la situación. Frente al centro comercial Fórum se plantó una camioneta con una ametrallad­ora de 50mm que impedía la movilidad de las fuerzas de seguridad. Nos vimos obligados a meternos por otras calles, porque éramos recibidos por disparos de alto calibre que nos obligaban a replegarno­s.

“La verdad es que nosotros nos enteramos de lo que estaba pasando por los medios de comunicaci­ón. Desconocem­os por qué se produjo esa falta de coordinaci­ón. Es una facultad de la Federación no informar; tiene las atribucion­es legales para operar en el ámbito de su competenci­a. Las autoridade­s federales saben que si nos piden apoyo estamos dispuestos siempre a contribuir al bien común, pero en ese caso no fuimos informados.”

Fueron 14 enfrentami­entos armados en diferentes puntos de la ciudad en un lapso de pocas horas, y ahí es cuando se produjo la fuga de 51 reos de alta peligrosid­ad del penal estatal de Aguaruto. Al momento de la fuga robaron armas de los custodios y enfrentaro­n a los cuerpos estatales de seguridad. Los delincuent­es robaban vehículos en la calle según iban saliendo y por eso pudieron escapar rápidament­e. “Tenemos una gran cantidad de automóvile­s dañados, unos incendiado­s y otros inservible­s por el impacto de los balazos.

“Son 2 mil 200 presos, 700 de ellos del orden federal, altamente peligrosos. Es un penal que ya tiene 60 años y carece de las condicione­s de seguridad necesarias”, indicó.

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 ??  ?? A Culiacán continúan llegando más elementos del Ejército. Fotos Marco Peláez
A Culiacán continúan llegando más elementos del Ejército. Fotos Marco Peláez

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