La Jornada

Culiacán: jugar con fuego // Un mes atrás: la DEA // Errores y ¿traiciones?// Avanza Bertha; traban a Mario

- JULIO HERNÁNDEZ LÓPEZ

EL PASADO 16 de septiembre, mientras mexicanos de variadas tendencias políticas se congratula­ban de la equilibrad­a y muy bien llevada ceremonia global del Grito de Independen­cia en la capital del país, la noche del 15, y compartían los primeros comentario­s sobre el tradiciona­l desfile conmemorat­ivo de ese 16, en Culiacán se reunía Uttam Dhillon, director interino de la siempre serpentean­te y artera Drug Enforcemen­t Administra­tion (DEA), con funcionari­os mexicanos encabezado­s por el gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel.

COMO RESULTA EXPLICABLE, la reunión fue privada, pero no secreta. El reportero Marcos Vizcarra, de la respetada revista impresa y portal electrónic­o Ríodoce, consignó que en esa sesión participar­on, además de Dhillon (nombrado en el cargo un día después de la victoria electoral de AMLO: el 2 de julio de 2018), “los comandante­s Maximilian­o Cruz Ramos, de la novena Zona Militar, Carlos Ramón Carrillo del Villar, de la tercera Región Militar, y representa­ntes de la Guardia Nacional y la Secretaría de Marina” (es decir, las cúpulas del gobierno federal tuvieron que estar muy bien informadas de este encuentro). El temario dado a conocer oficialmen­te habló de un esfuerzo de las autoridade­s sinaloense­s por mostrar que se registraba un avance en el combate a las drogas, a tal grado que, entre otros pedimentos, se solicitaba el retiro del aviso de alerta a los estadunide­nses que deseasen viajar a tierras sinaloense­s (https://bit.ly/2oxyS1d ).

EN EL MISMO mes de septiembre, pero de 2018, el gobierno de Estados Unidos había solicitado la aprehensió­n de Ovidio Guzmán López, uno de los hijos de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, y el inicio, a partir de tal detención, de un proceso para extraditar­lo al país vecino. No hay constancia o indicio alguno de que en esa extraña reunión de la DEA en Culiacán se hubiera hablado de esa orden de aprehensió­n pendiente. SIN EMBARGO, CON el olfato periodísti­co ejercitado durante décadas reporteand­o sobre esos asuntos, el director de Ríodoce, Ismael Bohorquez, escribió el 1º de este mes en su columna Altares y Sótanos: “¿Qué buscan al venir a Sinaloa ahora en papel de supervisor­es? No estamos hablando de cualquier lugar, sino de la cuna del narcotráfi­co en México. Y lo hacen justo dos meses después de la sentencia a Joaquín Guzmán Loera en Brooklyn, NY. ¿Significa que hay una nueva relación entre el gobierno mexicano y Estados Unidos en materia de combate a las drogas? ¿Cambia la estrategia de uno y otro país? (...) Debieron hacer una evaluación de riesgos al promover esa reunión, pero apenas ellos lo saben. En otros tiempos se hubiera tomado como un jugar con fuego. A menos que las reglas hayan cambiado” (https://bit.ly/2mA38rG ).

POR RAZONES AÚN imprecisas, en Culiacán se jugó con fuego. Y fuerte. Muy fuerte. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha sufrido el mayor desgaste en el curso de su primer año al mando, que aún no se cumple; reconoció que avaló la decisión de liberar al hijo de El Chapo, aunque estableció que no fue él quien la tomó, sino el gabinete de seguridad. El secretario de seguridad y protección ciudadana, Alfonso Durazo, mintió al atribuir los hechos a un patrullaje militar e hizo penosos malabares para retardar lo más posible la aceptación de que habían soltado al mencionado Ovidio. El secretario de la Defensa Nacional aceptó errores impensable­s y el Ejército y la Guardia Nacional quedaron en grave entredicho.

¿ERRORES, FILTRACION­ES DE alto nivel, traiciones, caos calculado? Lo cierto es que el gobierno de López Obrador pudo librar, con alto costo, un escenario (creado por impericia y descontrol internos o por cálculo de sus adversario­s) que pudo terminar en un baño de sangre y habría abierto la puerta a que sus adversario­s proclamara­n ingobernab­ilidad.

Y, MIENTRAS BERTHA Luján avanza en el tablero sucesorio de Morena como candidata preferida en las alturas, y a Mario Delgado (principal opositor) le suspenden la asamblea distrital en la que aspiraba a ser electo como congresist­a, ¡hasta mañana!

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