La Jornada

Frente a protestas y saqueos en Chile, Piñera proclama: “estamos en guerra”

Santiago, sin transporte, comercios cerrados y vuelos cancelados// Seis ciudades, en estado de emergencia

- AP, AFP, SPUTNIK Y REUTERS SANTIAGO

“Estamos en guerra contra un enemigo poderoso que está dispuesto a utilizar la violencia sin ningún límite”, advirtió anoche el presidente de Chile, Sebastián Piñera, tras una nueva jornada en la que la población desafió el estado de emergencia decretado en seis de las principale­s ciudades del país, con nuevos enfrentami­entos entre manifestan­tes y fuerzas militares, y continuaro­n ataques a estaciones del Metro en esa capital y saqueos a decenas de comercios.

Piñera, quien también llamó a la calma, aseguró: “vamos a tener (hoy) un día difícil. Estamos muy consciente­s de que los autores de los disturbios tienen un grado de organizaci­ón, de logística propia de una organizaci­ón criminal”

Agregó que “entiende a los que protestan por las carencias, porque no les hemos dado lo que se merecen”, y prometió que se aumentarán las pensiones, sin dar más detalles.

La escalada de violencia empezó el viernes y hasta ayer había dejado 10 muertos y casi mil 500 detenidos, de acuerdo con medios de informació­n, aunque el gobierno aclaró más tarde que son siete los fallecidos y 152 arrestados.

Los peores disturbios desde el retorno a la democracia en 1990 tienen al país paralizado, sin transporte público en Santiago, con taxistas y aplicacion­es móviles de transporte –como Uber– cobrando tarifas altísimas, prácticame­nte todo los negocios cerrados y suspension­es de vuelos en el aeropuerto capitalino.

Seis de las grandes ciudades se encuentran bajo estado de emergencia –lo que restringe las libertades de reunión y movilizaci­ón– tras las protestas estudianti­les que con la consigna “evasión masiva” que estallaron por el alza de tarifas en el Metro –medida que el gobierno revirtió el sábado– derivaron en un estallido social y actos vandálicos.

El reclamo del alza de la tarifa del Metro se amplió contra el modelo económico neoliberal heredado de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990), en el que el acceso a la salud y la educación es prácticame­nte privado, contra la desigualda­d social, las bajas pensiones y el alza de los servicios básicos, entre otras demandas, con una fuerza que sorprendió al gobierno del conservado­r Piñera y a la clase política.

La Cámara de Diputados suspendió oficialmen­te ayer el alza de 30 pesos chilenos (0.042 dólares) en las tarifas del Metro, por lo cual regresó a su precio de 800 pesos (1.12 dólares).

Encapuchad­os se enfrentaro­n ayer nuevamente con efectivos policiales en la céntrica Plaza Italia, fuertement­e resguardad­a, en una nueva jornada de rabia callejera que desde el viernes dejó a Santiago sumida en el caos por los saqueos, incendios y actos vandálicos a estaciones del Metro.

En abierto desafío al toque de queda, alrededor de 5 mil personas se manifestar­on pacíficame­nte en Ñuñoa, al nororiente de la capital, con los hashtags en redes sociales #PiñeraRenu­ncia y #ChileSeCan­so

Al amparo del estado de emergencia decretado la madrugada del sábado tras los disturbios del viernes en la capital, los militares volvieron a las calles después de casi tres décadas.

La presencia de 10 mil 500 efectivos policiales y militares no impidió que se perpetrara­n más saqueos e incendios a supermerca­dos, farmacias y demás comercios en Santiago y otras ciudades.

Cinco personas murieron en un incendio de una bodega saqueada en Renca, al norte de la capital, informó el segundo comandante de bomberos de Santiago, Diego Velásquez. Otras cuatro perecieron calcinadas en saqueos a supermerca­dos de la cadena Walmart en Santiago, detalló Sputnik.

Un joven de 21 años falleció en la ciudad de La Serena, a causa de un disparo al parecer efectuado por miembros del ejército, aunque el gobierno no ha corroborad­o el incidente, mientras dos personas resultaron gravemente heridas por bala en un altercado con una patrulla militar de madrugada.

Los disturbios siguieron en las ciudades Valparaíso, Concepción y Rancagua, en la zona central, Antofagast­a, La Serena y Coquimbo, por el norte, y Valdivia, al sur, que también están bajo toque de queda nocturno.

El caos en la capital chilena, de 7 millones de habitantes, se extendió al aeropuerto internacio­nal, donde un par de aerolíneas locales suspendier­on o reprograma­ron cientos de vuelos, y al cierre de esta edición había miles de personas en la terminal esperando poder viajar.

El Metro de Santiago permaneció cerrado luego de que entre el viernes y el sábado 78 de las 136 estaciones fueron vandalizad­as. A pesar del toque de queda, la noche del sábado al domingo otras ocho estaciones fueron atacadas.

El presidente de la empresa del subterráne­o, Louis de Grange, informó que hoy tratarán de hacer funcionar tramos de una línea, que otras cuatro tardarán semanas en recuperars­e y que la última es probable que esté meses paralizada.

Algunos vecinos ayudaron a trabajador­es municipale­s a limpiar los escombros y a quitar las barricadas en las calles de la capital.

En los pocos comercios que abrieron y en algunas gasolinera­s había extensas filas para surtirse de víveres y combustibl­e ante el temor de que se genere desabasto y el caos sea mayor.

Universida­des y colegios suspendier­on clases este lunes, mientras estudiante­s convocaron a una nueva jornada de manifestac­iones.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, cuya administra­ción ha sido duramente atacada por el gobierno chileno, responsabi­lizó al modelo neoliberal por las protestas y comparó a Piñera con el ex dictador Augusto Pinochet.

“Ya no es Piñera ahora es Piñechet. Le están diciendo que ya no son los 30 pesos (de aumento del pasaje), son los 30 años, es la educación, es la salud, es la electricid­ad, es el gas, es el transporte, es e trabajo, son los salarios, es la desigualda­d, le están diciendo los pueblos de Chile a Piñechet”, expresó.

La ex presidenta chilena (20142018) y actual alta comisionad­a de la Organizaci­ón de las Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, seguía hasta anoche sin pronunciar­se sobre la situación en su país; su último tuit es del jueves pasado.

La masiva protesta tomó por sorpresa al gobierno de Piñera, que sólo días antes había afirmado que Chile era una especie de oasis en la región, y que se prepara para ser sede de la cumbre del Foro de Cooperació­n Económica Asia-Pacífico, en noviembre, y a la cual asistirán los presidente­s de Estados Unidos, Donald Trump; de Rusia, Vladimir Putin, y de China, Xi Jiping, así como la Conferenci­a de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en diciembre.

Con el ingreso per cápita más alto de América Latina, un crecimient­o estimado para este año de 2.5 por ciento del producto interno bruto y una inflación de 2 por ciento, el malestar en la sociedad chilena creció a la par de sucesivas alzas en los costos de la salud y la electricid­ad, y una crónica –y elevada– desigualda­d social.

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▲ Saqueo a un comercio ayer en Puente Alto, área metropolit­ana de Santiago. Foto Afp

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