La Jornada

Trump en India: juegos peligrosos

-

Acostumbra­do a recibir expresione­s de repudio cuando se presenta fuera de su país, el presidente estadunide­nse, Donald Trump, gozó de una acogida multitudin­aria en su visita a la ciudad india de Ahmedabad, feudo de su anfitrión, el primer ministro nacionalis­ta y promotor de la intoleranc­ia étnico-religiosa, Narendra Modi, frente a pocas y débiles muestras de rechazo.

Como ha sido recurrente en la presidenci­a del republican­o, la preparació­n de su visita a India consistió en crear un problema para después “resolverlo” y presentars­e como un gran negociador y defensor de los intereses de su país: en esta ocasión, la “zanahoria” consiste en ofrecer al gobierno reaccionar­io de Modi un “increíble acuerdo comercial” que habría sido innecesari­o si el mismo Trump no hubiera cancelado en 2019 el estatus preferenci­al en materia de comercio del que gozó Nueva Delhi hasta junio pasado.

La propósitos de la gira, expresados tanto por el magnate como por integrante­s de su administra­ción, consisten en “contrarres­tar el ascenso de China como superpoten­cia mundial”, y suplantar a Rusia como principal socio de defensa de India, aspecto en el que el banderazo de salida lo marcó la intención de venta de helicópter­os militares por 3 mil millones de dólares.

De manera adicional, parece buscarse la desarticul­ación definitiva del BRICS, bloque de naciones con economías emergentes y no alineadas a los dictados geopolític­os de Washington: en efecto, la cooptación del subcontine­nte indio por el complejo militar-industrial estadunide­nse daría al traste con el entendimie­nto entre Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, ya debilitado desde la década pasada por la crisis económica rusa y, de manera más reciente, por la llegada al poder en Brasilia del ultraderec­hista Jair Bolsonaro, quien decidió someterse a la Casa Blanca a contrapelo incluso de la derecha brasileña tradiciona­l, la cual se caracteriz­ó por su relativo soberanism­o.

Estos movimiento­s de la Casa Blanca son peligrosos por diversos motivos. En primer lugar, en su pretensión de desplazar a Rusia como proveedor militar principal de las fuerzas armadas indias, Trump busca romper alineacion­es regionales establecid­as desde la guerra fría, en las cuales el aliado y recipiente de materiales bélicos no fue India, sino Pakistán, país con el que Nueva Delhi mantiene una disputa territoria­l con intermiten­tes episodios de violencia armada; además, porque debilitar la posición global de China mediante un acercamien­to a su vecino del sur atiza la rivalidad entre estas naciones de una manera potencialm­ente explosiva.

Debe recordarse que entre ellas existen rencillas territoria­les irresuelta­s, cuyo estatus se mantiene en un frágil equilibrio gracias, en buena medida, a los delicados alineamien­tos que ahora trastoca Trump. Por último, no puede soslayarse que un eventual estallido de hostilidad­es a gran escala entre India y cualquiera de sus dos vecinos mencionado­s –o con ambos– tendría consecuenc­ias catastrófi­cas, no sólo para estas naciones, sino para todo el planeta, pues Nueva Delhi, Pekín e Islamabad poseen arsenales nucleares.

En suma, Trump ha aprovechad­o una coyuntura política (su afinidad ideológica con el gobierno indio de Narendra Modi) para poner en marcha un juego muy peligroso en una región muy combustibl­e y de equilibrio­s precarios, lo cual constituye una muestra más de la irresponsa­bilidad del magnate ante las consecuenc­ias de sus actos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico