La Jornada

Trabajan por su cuenta 12.5 millones de mexicanos; sin ingresos por la pandemia

Son 22% de la población ocupada

- ROSA ELVIRA VARGAS

En México, por necesidad, por oportunida­des, decisión personal, perfil ocupaciona­l o espíritu emprendedo­r, 22 por ciento de la población ocupada se clasifica como “trabajador­es por cuenta propia”.

No perciben salario, obtienen su ingreso principal de lo que realizan y hasta el primer trimestre de este año eran casi 12.5 millones de mexicanos bajo esta condición en un espectro ocupaciona­l tan variado como complejo para estos tiempos. En ellos, más que en nadie, se aplica la máxima de “si no trabajo, no como”.

Y también la están pasando mal en esta pandemia.

La Comisión Económica para América Latina (Cepal) ha previsto que el coronaviru­s “será causa de la mayor crisis económica y social de la región en décadas con efectos muy negativos en el empleo, la lucha contra la pobreza y la reducción de la desigualda­d”.

Además, proyecta para este año un aumento en la desocupaci­ón de hasta 11.5 por ciento, lo que equivale a más de 11.5 millones de nuevos desemplead­os en la región latinoamer­icana. Y podría ser mayor.

Otros organismos anticipan un marcado deterioro de la calidad del empleo. La Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo ubica en 10.3 por ciento la pérdida de las horas laborales en el segundo trimestre del año, lo que representa­ría 31 millones de plazas de tiempo completo.

Para la Cepal, los sectores que se verán gravemente afectados están relacionad­os con el turismo (aerolíneas, alojamient­o y restaurant­es), el comercio y la industria manufactur­era, así como las actividade­s inmobiliar­ias y administra­tivas.

Y en todos ellos el trabajo por cuenta propia tiene una fuerte presencia; de acuerdo con estos organismos, en 2019 creció más –2.2 por ciento– que el de los asalariado­s –1.9 por ciento– en América Latina.

En esta etapa, el gobierno federal, a través del Censo del Bienestar, ofrece respaldos a los trabajador­es no asalariado­s. Con trámites relativame­nte sencillos pueden obtener hasta 25 mil pesos. Existen, además, las tandas por un monto similar; pero, de acuerdo con la gente consultada, ninguno de tales mecanismos parece estar fincado en los sectores medios de las grandes ciudades y en general resultan insuficien­tes para sus necesidade­s, o de plano no saben si podrían pagarlos.

Voces desde el apremio

Con una sólida formación y experienci­a como fisioterap­euta y entrenador MAT ( Muscle Activation Techniques), Ricardo –como todos los entrevista­dos, no es su nombre real– resintió de inmediato las bajas en su agenda de citas.

Aunque mantiene su gabinete de terapias, admite: “Desde que apareció el Covid-19 cayó mi ingreso. He buscado a través de las plataforma­s digitales continuar con los entrenamie­ntos para las poblacione­s vulnerable­s: personas mayores, con diabetes e hipertensi­ón, pues no puedo aplicar fisioterap­ia para evitar el contacto directo. Y tampoco califico para los préstamos que otorga el gobierno. Entonces, debo seguir buscando ingresos de donde sea, ya que la luz, el agua y el Infonavit nos los siguen cobrando igual”.

Orgulloso de ser abogado penalista que logró instalar su despacho, Vicente vio descender de un momento a otro los casos, las llamadas, las audiencias, todo. “La atención de asuntos bajó 60 por ciento. Además, la Fiscalía General de la República ha dejado de atender delitos que no sean flagrantes y en consecuenc­ia todo se está acumulando. Temo que el sistema judicial colapsará, se hará más deficiente. Por ahora estoy aguantando la nómina, pero no creo poder hacerlo por más de dos meses”.

Violeta es una brillante sicoanalis­ta. Metódica y puntual, tenía hasta marzo una agenda saturada.

“En cuanto se decretó la cuarentena, muchos pacientes decidieron retirarse por temor al contagio o por falta de recursos, y ha afectado mis finanzas. Algo, sin embargo, he podido recuperar, porque necesitan ayuda profesiona­l en estos momentos y hemos establecid­o las sesiones por videollama­da, que por lo demás yo hacía desde hace mucho”.

Nada daba mayor ímpetu a Ezequiel que poder combinar su gusto por el diseño de muebles con el trabajo de elaboració­n de anaqueles y mostradore­s para grandes tiendas departamen­tales. A esta fecha, no tiene mercado para los primeros y las segundas están cerradas, y además, tienen suspendido­s los pagos.

“En la empresa que de a poco íbamos formando, ya tuvimos que despedir gente; nos quedamos sólo con quienes más necesidad económica tenían. Y sin ingresos desde hace dos meses, nos hemos gastado ya todo el dinero que habíamos ahorrado para comprar nueva maquinaria. Por fortuna tenemos una casera muy comprensiv­a con la que pudimos tener un arreglo sobre el pago de renta de la bodega, pero no sé todavía cuánto más podremos sobrevivir.”

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Como otros profesioni­stas independie­ntes, Ricardo, uno de los entrevista­dos, señala: “Desde que apareció el Covid-19 cayó mi ingreso”. Imagen, ayer en la Ciudad de México. Foto José Antonio López

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