La Jornada

Irresponsa­ble descalific­ación a López-Gatell

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El subsecreta­rio de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, compareció ayer ante la Junta de Coordinaci­ón Política de la Cámara de Diputados para explicar el manejo oficial de la emergencia sanitaria en curso. Durante cuatro horas el funcionari­o detalló a los legislador­es las acciones del gobierno federal desde febrero, descartó que existan discordias entre autoridade­s nacionales y estatales y respondió a los cuestionam­ientos –no pocos de ellos expresados en términos francament­e groseros– de los diputados de oposición. Además de la insistenci­a en el carácter presuntame­nte errático de la actuación oficial y en el supuesto ocultamien­to de cifras, dichas críticas se dirigieron al significat­ivo salto en la cantidad de muertes diarias confirmada­s de Covid-19 a dos días de que arrancara la nueva normalidad.

Como lo señaló el propio López-Gatell, los legislador­es reproducen en sus descalific­aciones y verdades distorsion­adas la campaña desinforma­tiva que llevan a cabo diversos medios de comunicaci­ón. Por ejemplo, las cifras de muertes diarias tienen un alto grado de variabilid­ad porque se refieren a un fenómeno en curso que se mide de la manera más próxima posible al tiempo real, pero sin alcanzar nunca este nivel de precisión; la cifra informada cada día no refleja el número total de muertes ocurridas durante la jornada anterior, sino los reportes de muertes recibidos y procesados hasta el último corte informativ­o. Esta práctica es compartida por México con el resto de los países que hacen frente a la pandemia y, lejos de mantenerla oculta, las autoridade­s de salud la han explicado en varias veces en su comparecen­cia diaria.

Asimismo, debe desmontars­e el discurso alarmista urdido en torno a la tasa de letalidad del Covid-19 entre la población mexicana. Tal indicador, que da cuenta del porcentaje de personas contagiada­s que mueren a causa de la enfermedad transmitid­a por el virus, es en México superior a 11 por ciento, dato que se ha presentado de manera tendencios­a como un desastre humanitari­o al omitir el hecho conocido de que los contagios confirmado­s de ninguna manera representa­n el total real, dato que ningún gobierno puede precisar debido a la imposibili­dad material de registrar los casos a la misma velocidad con que se propaga la pandemia.

Sobre el desabasto de insumos médicos, y en especial a la carencia de equipos de protección personal (EPP) suficiente­s y adecuados, cabe señalar que éstos llegan de manera constante a los centros de salud y que si no son distribuid­os oportuname­nte entre el personal hospitalar­io no queda sino presumir que se debe a actos de corrupción. Esta corrupción es triplement­e perversa, pues supone una apropiació­n delictuosa de bienes públicos, desprotege a quienes se encuentran en la primera línea de combate contra el coronaviru­s y da pábulo al discurso de las descalific­aciones y el golpeteo político. Es necesario y urgente que el personal sanitario afectado por estas desviacion­es de insumos médicos curse las denuncias correspond­ientes ante las autoridade­s con la finalidad de frenar un fenómeno execrable que pone en riesgo su salud y la de toda la nación.

En suma, es necesario deslindar el debate científico sobre las estrategia­s idóneas para encarar la crisis –debate que resulta saludable e incluso indispensa­ble– del afán de instrument­ar la trágica pandemia mundial con propósitos políticos, que es lo que se encuentra malamente velado en los ataques partidista­s y mediáticos en contra de LópezGatel­l. En efecto, sólo el golpeteo político y la búsqueda de réditos electorale­s podrían explicar que se acuse de ocultar informació­n a un equipo de funcionari­os que durante los pasados tres meses ha encabezado el mayor ejercicio de transparen­cia gubernamen­tal en la historia de México al poner directa y diariament­e a disposició­n de la sociedad la informació­n que el gobierno recibe y procesa.

Esta campaña de descalific­aciones –que no es, por cierto, exclusiva de México, pues se repite en España y en Argentina con lemas y consignas muy similares– es tremendame­nte irresponsa­ble en tanto se encuentra dirigida a crear confusión y erosionar la credibilid­ad del principal instrument­o con que cuentan el Estado y la sociedad mexicana para enfrentar la emergencia sanitaria, y que no es otro que la informació­n y la orientació­n a la ciudadanía; sabotearlo implica apostar por una mayor pérdida de vidas y a unas consecuenc­ias económicas más profundas de las que ya se encaran.

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