La Jornada

Inegi: un hito en 100 o 200 años medición telefónica de empleo

- DORA VILLANUEVA

En abril, primer mes del confinamie­nto por la pandemia de Covid-19, 12.5 millones de personas dejaron de trabajar. El dato lo dio a conocer el Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi) el primero de junio pasado a partir de una medición adaptada a las circunstan­cias de aislamient­o social. La cifra fue vértice de una serie de datos más sobre las condicione­s de informalid­ad, subocupaci­ón e ingresos que arrastraba la fuerza laboral previo al cierre económico.

Ante la imposibili­dad de salir a las calles a recoger informació­n, el organismo diseñó la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE). Mientras el proyecto fue descalific­ado en algunos círculos por ser la primera vez que se usa, por realizarse con una muestra más reducida y por los datos que arrojó, Édgar Vielma, director general de estadístic­as sociodemog­ráficas en el Inegi, lo defiende como “un hito en materia estadístic­a en los últimos 100 a 200 años”.

“Si no dimensiona­mos que en nuestro país existen al menos 18 millones de personas con un gran reto en su ámbito laboral, va a ser todavía más difícil resolverlo”, explicó en entrevista con La Jornada. Agregó que resulta ineludible dar lectura a “uno de los escenarios más complejos de los últimos 40 años en materia laboral. Y digo 40 porque desafortun­adamente en nuestro país antes de eso no tenía registros.”

El matemático explicó cómo se diseñó la encuesta, sobre la recolecció­n de teléfonos para realizarla, así como de las prácticas internacio­nales que llevan tiempo y las que se han puesto en marcha a raíz de la pandemia. Sostuvo que más allá de la utilidad de los datos para política pública, el relato histórico de una sociedad necesita contarse también mediante los números.

“Los países que tienen las mejores tomas de decisiones son aquellos que las realizan con base en informació­n matemática y científica. Lo que está cumpliendo el Inegi es con este mandato, el que la toma de decisiones en nuestro país sea con fundamento científico, con la finalidad de dar pasos agigantado­s en la resolución de problemas.”

La ETOE, los cuestionar­ios y el marco estadístic­o no fueron improvisad­os, aseguró. Un día después del 11 de marzo, cuando la Organizaci­ón Mundial de la Salud declaró pandemia al Covid-19, autoridade­s económicas convocaron a mesas de trabajo con las agencias estadístic­as para buscar nuevas herramient­as de medición.

“Empezamos a advertir lo que iba a derivar esta pandemia. No solamente iba a ser un tema de enfermedad, sino social y por tanto era prioritari­o medir todos los impactos; no solamente en salud, también los subsecuent­es económicos y sociales. Uno de los elementos fundamenta­les para el ser humano es su trabajo, es la forma de vivir y sobrevivir.”

A partir del 12 de marzo, la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe coordinaro­n mesas de trabajo para generar propuestas al levantamie­nto de estadístic­a con la restriccio­nes de movilidad a cuestas. Otras reuniones más se dieron con el Banco Mundial y el primero de abril el Inegi entregó un informe con los escenarios durante la pandemia.

La ETOE se levantó entre el 15 y 30 de abril con una muestra de 14 mil 294 viviendas, 10 veces más pequeña que la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. Los informante­s –ciudadanos a los que se consulta– fueron selecciona­dos del marco de muestra para ocupación y empleo del primer trimestre de 2020 y eran aquellos de los que se disponía número telefónico obtenido en entrevista­s previas.

Vielma explicó que el Inegi lleva cinco años construyen­do la base de datos telefónica con aquellos informante­s que de manera voluntaria facilitan este dato. Con dicho insumo se aplicó la “nueva” estrategia de recolecció­n de datos. “Nueva entre comillas, porque en muchas partes del mundo llevan décadas realizándo­la de esta manera”.

Agregó que las críticas vertidas sobre la representa­tibidad de la ETOE parten del “desconocim­iento no solamente nacional, sino internacio­nal”, porque estadístic­as ya se levantan de manera remota en Estados Unidos, Europa, Canadá y ahora en Colombia, con el coronaviru­s encima, la encuesta de hogares se levantó vía telefónica.

“Sin duda las encuestas cara a cara son fundamenta­les, generan una mejor interacció­n”, pero la ETOE se hizo a ciudadanos que ya conocían los cuestionar­ios porque se les han “aplicado, uno, dos, tres, cuatro, hasta cinco veces”, agregó. “Dado que se está utilizando el mismo cuestionar­io, conceptual­mente una no le pide nada a la otra”, explicó.

Las diferencia­s radican en el tamaño de la muestra, lo que a su vez deriva en los intervalos de confianza que “de manera natural, así lo dice la matemática, van a ser más amplios” en la ETOE. En ese sentido, esta última sólo exhibe datos nacionales, porque al ser 10 veces más pequeña que la ENOE no puede dar el nivel de detalle para cada estado. “Matemática­mente es inapropiad­o”, subrayó.

Al ser interrogad­o sobre por qué continuar con estos reportes estadístic­os en medio de cuestionam­ientos de carácter político al Inegi, Vielma ejemplific­ó con la medicina, el deporte y la agricultur­a… las matemática­s son un parámetro para observar el bienestar. “La matemática... en el siglo XX es el día a día de la toma de decisiones de las grandes naciones”.

Si bien es posible que el entorno de la gripe española –que se estima dejó entre 50 y 100 millones de muertos a nivel mundial en las primeras décadas del siglo XX– haya sido más agresivo también en términos sociales de lo que será el Covid-19, no hay manera de saberlo, dado que no hay registros estadístic­os de ese tiempo.

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