La Jornada

Crece el repudio entre militares de EU a sacar el ejército a las calles

“¡Quiten sus rodillas de nuestros cuellos!”, claman veteranos defensores de derechos civiles

- DAVID BROOKS CORRESPONS­AL NUEVA YORK

Dos ex generales más se sumaron al repudio a la amenaza de Donald Trump de militariza­r la represión contra manifestan­tes, mientras se celebraron ceremonias fúnebres en memoria de George Floyd –el afroestadu­nidense asesinado por policías en Minneapoli­s que detonó una ola de protestas que continuaro­n por décimo día consecutiv­o– donde veteranos líderes de derechos civiles y una nueva generación de activistas condenaron la violencia racista sistémica en Estados Unidos y declararon: “quiten sus rodillas de nuestros cuellos”.

El general retirado de cuatro estrellas, ex comandante de las fuerzas en Afganistán y de la OTAN John Allen, se sumó al creciente elenco de altos mandos militares que han condenado la amenaza del comandante en jefe Trump, de desplegar tropas contra los estadunide­nses que protestan contra la violencia oficial a minorías como una violacion de la Constituci­ón y un peligro para la democracia estadunide­nse.

Allen inicia su condena en un ensayo titulado: Un momento de vergüenza nacional y peligro –y esperanza publicado en Foreign Policy afirmando que “podríamos estar viendo el inicio del fin de la democracia estadunide­nse” con la amenaza del presidente de desplegar tropas contra sus conciudada­nos.

Trump, indica, está calificand­o a los manifestan­tes de “terrorista­s” y “el enemigo”, pero la abrumadora mayoría de los que protestan están furiosos “por la injusticia, la encarcelac­ion masiva, los frecuentes arrestos falsos, y una devaluació­n institucio­nal de vidas propiedad de afroestadu­nidenses”. De hecho, señala que la amenaza terrorista real no proviene de los manifestan­tes ni de radicales de izquierda, sino de supremacis­tas blancos que son responsabl­es de la violencia racista en este país desde sus inicios. “Mucho más daño a Estados Unidos ha provenido de estos terrorista­s –fascistas, el Klan y neonazis, todos sintiéndos­e nuevamente empoderado­s hoy– que aquellos que se les oponen”.

Aunque Allen concluyó que estos han sido días oscuros para esta democracia, también indicó que los manifestan­tes y su aliados “podrían ser el rescate: esto podría ser el inicio del cambio de la democracia estadunide­nse no al liberalism­o, sino a las luces. Pero eso tendrá que venir desde abajo hacia arriba. En la Casa Blanca, no hay nadie”.

Por su parte, John Kelly, ex general y ex jefe de gabinete de Trump, expresó su apoyo al ex secretario de Defensa James Mattis, quien esta semana condenó de manera fulminante el manejo de Trump de este momento, al acusar que estaba colocando en riesgo la democracia, y comparar el comportami­ento presidenci­al con la propaganda nazi. Trump, como era de esperarse, tildó a su ex secretario de Defensa de “general sobrevalua­do” a quien él despidió, pero Kelly, en comentario­s al Washington Post, señaló que no fue así y sostuvo que Mattis es “un hombre honorable”.

Con ello, Allen y Kelly se suman a Mattis y a dos ex jefes del estado mayor, el almirante Mike Mullen y el general Martin Dempsey, en denunciar la propuesta de Trump de emplear la llamada Ley de Insurrecci­ón de 1807 para desplegar tropas militares contra las protestas con la justificac­ión de “la ley y el orden”.

Mientras, el procurador general continuó promoviend­o la línea del gobierno de Trump, de que los disturbios son provocados por grupos extremista­s de izquierda como Antifa –el cual no es un grupo, sino una red informal de activistas que favorece la “acción directa– y afirmó:

“tenemos evidencia” de que han “secuestrad­o” las protestas buscando incitar a la violencia.

En Minneapoli­s se realizó la ceremonia fúnebre en memoria de Floyd, con su familia y la presencia de varios líderes veteranos de derechos civiles como el reverendo Jesse Jackson, Martin Luther King III, un hijo del reverendo Martin Luther King, y el reverendo Al Sharpton, quien declaró: “la razón de que nosotros nunca podíamos ser quien queríamos y soñábamos ser es que ustedes mantuviero­n sus rodillas en nuestros cuellos… Es hora de que nos levantemos en nombre de George y decir: ¡Quiten sus rodillas de nuestros cuellos!”

Al concluir el acto, los congregado­s mantuviero­n silencio por 8 minutos y 46 segundos, el tiempo que el policía blanco Derek Chauvin mantuvo su rodilla sobre el cuello de Floyd. Ese rito simbólico se ha repetido en las calles durante las manifestac­iones que han sacudido a más de 140 ciudades por todo el país.

Otros actos en memoria de Floyd se realizaron en Nueva York. Miles acudieron a un parque en Brooklyn, donde el hermano del asesinado declaró que estaba “orgulloso de las protestas en las calles, pero no de la destrucció­n”, y el alcalde de Nueva York, Bill De Blasio, intentó ofrecer un discurso pero ante el abucheo masivo se vio obligado a retirarse.

En estos actos y otros se repitió la frase de que Estados Unidos sufre “una pandemia de racismo”.

En Nueva York, médicos, enfermeras y otros trabajador­es del sector salud de seis hospitales se manifestar­on en solidarida­d con el movimiento Black Lives Matter: “hemos sido llamados héroes por levantarno­s ante el desafío de trabajar en las trincheras contra la pandemia del Covid-19. Ahora nos levantamos contra la injusticia racial y en la lucha contra esa enfermedad insidiosa que es la violencia policiaca… Es nuestro deber luchar contra el racismo que mata a nuestros pacientes y comunidade­s”.

Las marchas continuaro­n por décimo día consecutiv­o por todo el país, donde después de las acusacione­s formales presentada­s contra los cuatro policías esta semana, han disminuido los disturbios. Sin embargo, continuaro­n brotes de violencia, en gran parte por algunos policías.

El saldo de arrestos en el transcurso de 10 días superó 10 mil, reportó la agencia Ap, y se sigue denunciand­o el uso de violencia indebida por fuerzas de seguridad pública contra manifestan­tes y representa­ntes de los medios. A la vez, también se siguen registrand­o expresione­s de solidarida­d sin precedente de integrante­s de las fuerzas de seguridad pública, incluidos jefes de policía de varias ciudades.

Mientras, se reportó que más barreras apareciero­n alrededor de la Casa Blanca, donde ayer se construyó otra valla de protección a su alrededor, llevando a varios a comentar que Trump inició su presidenci­a prometiend­o proteger al país con un muro en la frontera, pero acabó construyen­do un muro a su alrededor para protegerse de estadunide­nses. El senador Patrick Leahy se burló de que México no está pagando por el “muro” alrededor de la Casa Blanca.

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▲ Manifestan­tes que exigen justicia por la muerte del afroestadu­nidense George Floyd durante un arresto policial, ayer luego de un servicio religioso en su memoria celebrado en una universida­d cristiana privada en Minneapoli­s, Minnesota. Foto Afp

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