Arribó a Cuba un buque cargado de letras destinadas a la FILH
Autoridades de la isla recibieron ayer al Huasteco, que llevó miles de libros para la edición 30 de la feria editorial de La Habana
Autoridades cubanas recibieron este domingo al buque mexicano ARM Huasteco (AMP-01) cargado con miles de ejemplares que serán expuestos en la edición 30 de la Feria Internacional del Libro de La Habana (FILH), cuyo desarrollo será del 10 al 20 de febrero.
La Secretaría de Marina (Semar) informó que esta iniciativa se realizó mediante la Primera Región Naval y la Armada de México, mientras la embarcación zarpó el pasado 12 de enero desde el puerto de Veracruz.
“Es un barco cargado de poesía, de narrativa mexicana, de los cantos aztecas”, comentó Miguel Díaz Reynosa, embajador de México en Cuba.
Alexis Triana, director del Centro de Comunicación Cultural del Ministerio de Cultura, apuntó que “es un momento muy emotivo para todos los amigos de ambas naciones. Es un barco cargado de libros para Cuba, para la FILH, y donativo también para las instituciones culturales y educativas de este país”.
El arribo de libros, entre otros materiales que servirán para montar una muestra organizada por la Secretaría de Cultura (SC) federal en la isla caribeña, articulan la primera etapa del “crucero logístico mexicano” en el encuentro librero. En la segunda fase, programada para el 4 de febrero, personal de esta dependencia, así como de la Semar, se trasladarán rumbo a la capital cubana.
En la ceremonia de zarpe de la nave, el almirante Santiago Jorge Morgado, comandante de la Primera Región Naval, en representación del almirante José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina y alto mando de la Armada de México, exhortó al personal de la tripulación a que sean sus dignos representantes.
“Damos la bienvenida al Huasteco. Que se abran las puertas de la cultura. Bienvenido Juan Rulfo, bienvenidos los poetas náhuatl, bienvenida toda la literatura latinoamericana, así como los libros infantiles que van a ir a las escuelas.
“Lo que viene es la amistad y el cariño entrañable. Es un momento crucial en la historia de estos últimos tiempos. Estamos convencidos de que Cuba, una vez más, lo único que quiere es vivir en paz. Para eso viene también este barco, para dar testimonio de una amistad.”
Juan Rodríguez Cabrera, presidente del Instituto Cubano del Libro, visitó México a finales de 2021 para afinar detalles con autoridades de la SC, el Fondo de Cultura Económica y otras editoriales acerca del encuentro literario.
En entrevista con este diario, explicó que se trata de la primera actividad realmente masiva que tendrá lugar en la isla luego de casi dos años de aislamiento debido a la pandemia de covid-19.
“México es el primer país que por segunda ocasión es invitado de honor de la feria. La primera vez sucedió en 1998. Es un encuentro deseado que se da en una etapa en la que ambos gobiernos dan la batalla para liquidar esta pandemia”, señaló (La Jornada, 10/12/21).
En 2019, esta fiesta literaria, considerada el suceso más significativo del movimiento editorial cubano, rompió su propio récord al recibir a más de 124 mil personas en un solo día en su sede permanente, la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, en La Habana.
Sus ojillos avizoran los mejores peces desprevenidos, que no ven venir del otro reino la flecha de largo pico, el buche, la prisión postera que los arrebata y transporta vivos a un nido en las rocas.
“Impune ladrón de barcos pesqueros, mercados y muelles, usted no conoce depredador, nadie lo odia, ni la policía, ni los marineros, ni las estúpidas gaviotas. Para colmo, sabe de danza. En coreografías de lino y seda transcurre sobre el horizonte que se le ponga a su bandada de alas carismáticas. Tal precisión colectiva proporciona alegría y placer estético a quien la mira. Dígame, solo o en parvada, ¿cómo le hace?”.
No se preocupe el lector, no mentiré ni es una fábula. Sin soltarse de la farola portuaria estilo art decó, el pelícano de marras se rascó agitadamente bajo el ala izquierda y volvió a su postura original. Entrecerró los párpados pellejudos. Ignoró mis palabras. Bien que las oyó, nos separaban pocos metros. Pasado un rato, el suficiente para yo aceptar la inutilidad de mi discurso, el pelícano desperezó sus alas de admirable envergadura, tomó las calles del aire sobre las azoteas, giró en redondo y aleteando a ratos, a ratos sólo deslizándose, perdió su figura mar adentro, por donde mismo se había ido la Neptuno hacía no mucho.