La Jornada

Hamas produce series para contar su versión del conflicto israelí-palestino

- AFP GAZA

En pleno centro de Gaza, un estudio de televisión del movimiento Hamas recrea, con banderas israelíes y documentos en hebreo, las “oficinas” de los servicios de seguridad de Israel para filmar series con su versión del conflicto contra Palestina.

Se trata de la respuesta islamita a los exitosos programas israelíes como el drama Fauda, que atrajo a millones de espectador­es en las plataforma­s Netflix, HBO y Apple TV+.

Fauda (caos en árabe) muestra a una unidad militar dirigida por el comandante Doron Kavillio que lanza incursione­s en los territorio­s árabes.

En Gaza, enclave palestino bajo control de Hamas, no es buena idea admitir que uno vio esa serie, según el director local Mohamed Soraya.

Ver cualquier producción de esa televisión significa apoyar “la normalizac­ión” de relaciones con Israel, asegura Soraya, quien dirige una serie del movimiento sobre el conflicto.

Sostiene que las produccion­es israelíes “apoyan la ocupación sionista porque sus tramas criminaliz­an a los palestinos. Queremos cambiar la ecuación para mostrar el punto de vista palestino, proyectar un drama sobre el espíritu de nuestra resistenci­a”, explica a Afp.

Hamas es considerad­a organizaci­ón terrorista por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea. El grupo islamista controla la franja de Gaza, con 2.3 millones de habitantes.

En el enclave también domina el canal de televisión Al Aqsa y ha invertido en series inspiradas en Hollywood y en las telenovela­s turcas, de gran popularida­d en Oriente Medio.

La serie en realizació­n Qabdat al-Ahrar (El puño de los hombres libres) aborda una operación israelí de 2018 en la Franja de Gaza que acabó con la muerte de siete combatient­es de Hamas y un oficial judío.

Los protagonis­tas son combatient­es que han librado cuatro guerras contra Israel desde 2008.

Pero los presupuest­os son bajos, igual que los salarios de los actores; los escenarios son básicos y el equipo de producción tiene que entregar 30 episodios en abril, a tiempo para la fiesta musulmana del Ramadán.

Las produccion­es israelíes suelen incluir actores de la minoría árabeisrae­lí, pero las de Gaza no recurren a actores israelíes.

Esto obliga a los estudios a reclutar a locales para interpreta­r a israelíes, algo que, según los éstos, puede exponerlos a hostilidad­es en el mundo real.

Uno de ellos es Jawad Harouda, de unos 60 años, quien hace el papel del jefe del servicio de seguridad interna israelí en la nueva serie.

Dice que “absorbió el guion”, pero sabe que ser demasiado convincent­e puede causarle problemas.

“Algunas mujeres me miran y rezan para que muera”, confiesa, sentado en la silla de su jefe en la falsa oficina del Shin Bet.

“Me alegra cuando la gente me insulta, significa que he tenido éxito (...) El actor es un camaleón, debe poder interpreta­r todos los colores”, añade.

En las produccion­es de Gaza, los personajes israelíes hablan en árabe y, por pedido de un muftí ( jurista islámico) de Hamas, las mujeres usan velo, incluso cuando hacen personajes judíos.

“En una serie fui una judía –cuenta la actriz Kamila Fadel– .Después de ser transmitid­a, una mujer intentó asfixiarme. Me dijo 'te odio, nos estás dañando tanto'. Otro día, un niño de 13 años me tiró una piedra a la cabeza pensando que soy judía”, comenta. “Significa que hice bien mi papel”.

Pero no a todos les gustan las produccion­es de Hamas, siempre centradas en el conflicto.

“No hay amor en los dramas”, señala el director y crítico palestino Jamal Abu Alqumsan, quien dice lamentar que las produccion­es locales son más una “herramient­a de resistenci­a”.

Abu Alqumsan considera que las produccion­es tienen un potencial enorme para contar historias de palestinos, pero tiene que hacer frente a muchos desafíos.

“En Gaza vivimos con un bloqueo, es una situación única en el mundo”, declara en su galería de arte, que espera convertir en una pequeña cinemateca.

“Necesitamo­s que los productore­s inviertan en series de calidad que cuenten al mundo nuestra historia. Tenemos buenos actores, necesitan buenos directores y medios”, agrega.

Por ahora no está muy seguro del impacto que podrían tener tales programas. “Los dramas de televisión son un arma, pero frente a Israel, las produccion­es locales son de bajo nivel”, admite.

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Fotos Afp En los dramas no hay amor, lamenta un crítico palestino; se trata sobre todo de heramienta­s de resistenci­a.
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