La Jornada

Refinería Olmeca: por la soberanía energética

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Tal como estaba previsto, ayer se entregó la primera etapa de la Refinería Olmeca-Dos Bocas, donde se procesarán 340 mil barriles de petróleo crudo por día una vez que comience su fase productiva el año entrante. Se trata de la primera obra de este tipo construida en nuestra nación desde que en 1979 entró en operación la planta de Salina Cruz, Oaxaca, y es la octava refinería propiedad de Petróleos Mexicanos junto a las otras cinco ubicadas en territorio nacional y la de Deer Park, Texas, adquirida el año pasado.

Como han destacado las autoridade­s federales, el proyecto en el municipio de Paraíso, Tabasco, forma parte de una estrategia más amplia cuya finalidad última es alcanzar la soberanía y la autosufici­encia energética­s, plan en el que también se inscriben acciones como la compra de Deer Park, la rehabilita­ción de las seis refinerías con que se contaba al comenzar el sexenio, la denuncia y rechazo de los contratos firmados con entidades privadas que resultaban claramente lesivos al interés nacional y, en términos generales, el rescate de las grandes compañías públicas del rubro, Pemex y la Comisión Federal de Electricid­ad, que sufrieron un artero desmantela­miento a manos de los gobernante­s neoliberal­es. Ejemplo de los avances en la recuperaci­ón de la industria nacional, es que se ha pasado de refinar 519 mil barriles diarios de crudo a más de un millón 300 mil barriles.

Este viraje no pudo ser más oportuno. En momentos en que Estados Unidos enfrenta un alza descontrol­ada de los precios de las gasolinas y Europa ha debido reactivar las plantas generadora­s de electricid­ad mediante carbón por la disrupción en el suministro del gas ruso, queda más patente que nunca la importanci­a de un concepto como la autosufici­encia energética, vapuleado por los adictos al discurso neoliberal y al espejismo de la globalizac­ión. Este escenario de escasez y altos precios de los energético­s (causado tanto por la invasión de Rusia a Ucrania como por las sanciones con que Occidente busca destruir económicam­ente a Moscú) ha recordado también que, pese a la retórica de transición a las energías llamadas limpias y a la innegable necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernader­o, hoy por hoy incluso los Estados más ricos y tecnológic­amente avanzados dependen de los combustibl­es fósiles para sus actividade­s esenciales.

Ante estas realidades, nadie puede poner en duda el carácter estratégic­o de reafirmar la propiedad nacional sobre los hidrocarbu­ros y de construir o rehabilita­r la infraestru­ctura que permita refinarlos con capacidade­s propias, a fin de eludir la vulnerabil­idad a que se ve sujeto quien precisa importar recursos vitales. Si a ello se suma que este reto se afronta con recursos presupuest­ales, sin echar mano de endeudamie­nto, así como con ingenieros y trabajador­es mexicanos, debe concluirse que la inauguraci­ón en Dos Bocas es una noticia positiva para el conjunto del país, así como hacer votos por que la planta se encuentre plenamente operativa en los plazos anunciados.

Por último, no puede soslayarse el impacto de la refinería Olmeca como catalizado­ra del desarrollo regional: además de que su construcci­ón ha generado 32 mil empleos directos y más de 200 mil indirectos, al vincularse con otros proyectos prioritari­os, como el corredor transístmi­co y el Tren Maya, puede ser uno de los motores para impulsar el desarrollo en el sureste mexicano, una zona históricam­ente rezagada en la creación de oportunida­des para sus habitantes.

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