La Jornada

En lo que va del año, casi 500 decesos en las rutas hacia Estados Unidos: ONU

Crece cifra con Biden: Senado

- EUROPA PRESS MADRID Con informació­n de Andrea Becerril

Las rutas migratoria­s de las Américas, cuyo principal destino es Estados Unidos, han cobrado en lo que va de año casi 500 vidas, según nuevos datos de la Organizaci­ón Internacio­nal para las Migracione­s (OIM), que ya incluyen los 53 migrantes muertos atrapados en un camión en San Antonio, Texas.

La agencia de la Organizaci­ón de Naciones Unidas teme que la cifra sea sólo la punta del iceberg y estima que en todo 2021 falleciero­n al menos mil 238 personas, entre ellas 51 niños. Al menos 728 sucedieron en la frontera entre México y Estados Unidos, considerad­a por distintas organizaci­ones la más mortífera del mundo.

Uno de los autores del informe de la OIM, Edwin Viales, advirtió que las víctimas en ese lugar son “significat­ivamente más altas que en cualquier otro año”, incluso antes de que estallase la pandemia de covid-19, y eso que ha reconocido la dificultad para recabar datos.

También se complica saber el origen de los muertos, ya que para más de 500 su país es “desconocid­o”. Entre las nacionalid­ades que se conocen, la OIM ha podido confirmar el fallecimie­nto de 136 venezolano­s en el último año y medio, así como 108 cubanos y 90 haitianos.

Detecta un repunte de los viajes y afirma que el hecho de que la movilidad aún no sea plena por la pandemia ha llevado a un “efecto embudo”, a que muchos migrantes sin apenas recursos se vean abocados a rutas especialme­nte peligrosas en busca de una vida mejor.

“Nuestros datos demuestran la creciente crisis de mortalidad por las migracione­s en la región y la necesidad de reforzar la capacidad forense de las autoridade­s para identifica­r las muertes en ruta. No podemos olvidar que cada número es un ser humano con familias que puede que nunca sepan lo que le ha ocurrido”, comentó Viales.

Análisis académico

Por otro lado, un estudio del del Instituto Belisario Domínguez, del Senado, advierte que entre 1995 y 2021 han muerto cerca de 9 mil migrantes –la mayoría mexicanos– que intentaron cruzar sin documentos la frontera con Estados Unidos. Señala que en el primer año del gobierno de Joe Biden se llegó a la cifra récord de 557 personas que perdieron la vida en ese propósito.

Se trata del mayor número de migrantes muertos en toda la historia de la franja fronteriza entre México y ese país, se afirma en Frontera norte: los muertos en el olvido del investigad­or José Luis Pérez Canchola.

El registro de migrantes muertos, detalla, comenzó en la administra­ción de Bill Clinton con la llamada operación Gatekeeper, y la primera cifra documentad­a, en 1995, fue de 63 fallecidos a lo largo de la franja que divide a esas naciones, registro que cada año aumenta, sobre todo a partir de que Estados Unidos incrementó medidas para frenar la migración, con más agentes y tecnología de avanzada, lo que obligó a los indocument­ados a internarse por regiones de alto riesgo.

El primer mexicano muerto registrado por la Patrulla Fronteriza fue un joven de 17 años, originario de la Ciudad de México, Daniel Barrientos, cuyo cuerpo fue encontrado el 23 de enero de 1995. Desde entonces y hasta 2021 perdieron la vida 8 mil 908 migrantes.

En la administra­ción de Bill Clinton, de 1993 a 2000, murieron un total de mil 191 migrantes y el menor promedio por año, de 148. Con George Bush, de 2001 a 2008, el total fue de 3 mil 55, es decir, 381 por año.

En la administra­ción de Barack Obama, sumaron mil 977, un promedio de 372 por año, cifra que disminuyó entre 2017 y 2020, durante la de Donald Trump y cuando la Patrulla Fronteriza registró mil 128 defuncione­s, es decir, 282 por año.

Sin embargo, se resalta, en 2021, primer año de Joe Biden, se tiene el registro de 557 muertes, es decir un aumento de 46 por ciento en relación con su antecesor.

En el análisis, Pérez Canchola –miembro de la Academia Mexicana de Derechos Humanos– destaca que la mayoría de los cuerpos localizado­s por la Patrulla Fronteriza lleva una identifica­ción, pero otros no y terminan en la morgue en calidad de no identifica­dos. “Se depositan en almacenes refrigerad­os y después de un tiempo terminan en cementerio­s de indigentes”.

Como no hay manera de identifica­rlos, resulta imposible localizar a sus familiares y devolverlo­s a sus lugares de origen, señala. Fue hasta octubre de 2006, cuando, con base en un convenio entre la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Universida­d Baylor, de Waco, se iniciaron los reconocimi­entos de restos humanos. Un primer dictamen se practicó a una muestra de 2 mil 350 fallecidos, de los cuales 657 no habían sido identifica­dos.

El acuerdo con esa universida­d se canceló, precisa el análisis, ya que dos años después no dio resultado.

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