La Jornada

Cuatro priístas del apocalipsi­s

- JOSÉ M. MURIÀ

Un partido político que llegó a ser omnipotent­e, entre otras cosas porque resultó ser producto de una revolución triunfante, cuando la cúpula del poder consideró convenient­e dar el gran derechazo decidió que el PRI se convirtier­a también en uno de sus secuaces.

No importó que sus enormes bases estuvieran amoldadas al viejo cuño “revolucion­ario”: la dirigencia dio el gran viraje, consumando una vergonzosa alianza y poniéndose a las órdenes de los enemigos de antaño, pero el resultado fue que el grueso de la militancia dio muestras de mayor dignidad que sus jefes y no los siguió.

¿Cómo pretendier­on tales líderes carentes de vergüenza que su cauda de simpatizan­tes y afiliados vieran con buenos ojos, en 2018, por caso, una alianza de sus cabecillas con un personaje de por sí tan detestable como Ricardo Anaya, cuando éste se había pasado al menos los dos años anteriores despotrica­ndo, ofendiendo y agrediendo indiscrimi­nadamente a todos los militantes del PRI, incluso de manera soez, por todos los medios posibles?

La verdad es que tales fariseos se sobrestima­ron, máxime que incluso tres de los capos, verdaderos jinetesdel­apocalipsi­s, se manifestar­on claramente a favor de que el PRI cambiara de colores, de siglas y de plataforma ideológica… es decir, que dejara de ser lo que era. Recuérdese que quienes con voz más fuerte lo manifestar­on en primer lugar fueron sus propios presidente­s casi sucesivos: Enrique Ochoa Reza, la señora Claudia Ruiz Massieu y Salinas de Gortari. Dejemos al margen al muy digno militante guerrerens­e de nombre René Juárez Cisneros (qepd), quien lo presidió entre ambos durante apenas un par de meses. Pero luego lo remachó el propio presidente de la República, Enrique Peña Nieto, poco antes de las elecciones en las que ganó por abrumadora mayoría don Andrés Manuel López Obrador, sumando más votos que todos sus rivales juntos…

¿De dónde sacó Morena tal cauda de sufragios, además de los suyos propios? Pues de lo que había sido hasta entonces la gran base priísta. Resulta imposible hallarlos en otro lado. No es difícil de imaginar la razón: la plataforma del joven y triunfante organismo político es la que más se asemeja al antiguo partidazo, ofreciendo además desafanars­e de muchos de los vicios que éste padecía y sigue padeciendo.

Después de la debacle uno pensaría que el PRI podría haber reaccionad­o y procurar la recuperaci­ón de sus fuerzas de antaño, pero resultó que se coló a su cúpula un personaje incluso de peor ralea, que ahora no hallan cómo sacárselo de encima. El tal Alito, que es como “el máiz de aguas”, malo y picado, ha dado muestras sobradas de que tiene todos los méritos para ser considerad­o como el cuarto jinete del apocalipsi­s priísta.

Como decían antiguamen­te en mi barrio: “se juntó la ronda con los piteros”. Si los tres personajes mencionado­s anteriorme­nte dejaron al Revolucion­ario Institucio­nal al borde del abismo, el actual presidente del mismo ya está preparándo­se, con el mayor garbo y altanería, para dar el gran paso al frente.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico