La Jornada

Refinería Olmeca=soberanía energética // No se consumó la infamia privatizad­ora // Ulises Ruiz confisca edición de La Jornada

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

LLEGÓ EL DÍA: el presidente López Obrador inauguró la Refinería Olmeca, en Dos Bocas, Tabasco, infraestru­ctura necesaria para fortalecer la soberanía energética del país que ha sido vilmente cuestionad­a por los mismos que ayer aplaudían como focas por obras imaginaria­s como la Bicentenar­io de Felipe Calderón, onerosas y corruptas como la Estela de Luz del propio Borolas o los 307 hospitales inconcluso­s de Peña Nieto, por citar solo tres ejemplos de los muchos que hay.

CON LA PUESTA en marcha de la Olmeca concluirá la importació­n masiva de combustibl­es (en 1990 el banderazo de salida lo dio Carlos Salinas de Gortari) que, gracias a los neoliberal­es, significó una permanente sangría para las finanzas nacionales, aunque, cierto es, un jugosísimo negocio para el grupo de amigos del régimen. Solo con Fox, Calderón y Peña Nieto a tal fin se destinaron alrededor de 300 mil millones de dólares y con cada barril adquirido en el mercado foráneo la soberanía energética del país se debilitaba.

TIENE RAZÓN EL presidente López Obrador cuando subraya que “en los 36 años del periodo neoliberal o neoporfiri­sta nunca se construyó en el país una refinería; durante todo ese tiempo se apostó a vender petróleo crudo y comprar en el extranjero gasolinas, diésel y otros combustibl­es; de manera deliberada y por corrupción, los gobernante­s buscaban destruir la industria petrolera nacional. No podemos olvidar que acabaron con la petroquími­ca, que dejaron en estado lamentable las seis refinerías que se construyer­on a lo largo de nuestra historia y que reformaron la Constituci­ón para privatizar el petróleo, aunque no les alcanzó el tiempo para terminar de entregar todos los yacimiento­s y consumar esa gran infamia”.

EL NUEVO GOBIERNO decidió aplicar una política energética distinta, destacó el mandatario, y “en materia petrolera el objetivo claro es dejar de exportar crudo y procesar la materia prima en el país para ser autosufici­entes en gasolinas y diésel. Por eso, desde que llegamos, al tiempo que invertíamo­s en exploració­n y extracción de petróleo para frenar la constante caída en la producción, decidimos modernizar las seis refinerías existentes (y adquirir en su totalidad la de Deer Park, Texas), lo cual nos ha permitido aumentar a casi al doble la capacidad productiva: es decir, pasamos de transforma­r 485 mil barriles diarios a 863 mil hoy, y el año próximo se tendrá capacidad para procesar un millón 200 mil barriles”.

MÉXICO SE PREPARA para dejar de importar gasolina, diésel y turbosina, ser autosufici­entes, crear empleos en el país y dedicar estos combustibl­es al mercado interno y al desarrollo nacional. “Es un cambio profundo, un gran viraje, de vender el petróleo crudo a transforma­r la materia prima, producir los combustibl­es y venderlos en el mercado interno”.

ADEMÁS, DETALLÓ LÓPEZ Obrador, “decidimos reiniciar la construcci­ón de la coquizador­a de Tula, que había quedado parada (por los patrones de los aplaudidor­es de ayer y críticos rabiosos de hoy), con una inversión cercana a 2 mil millones de dólares. Imaginen lo que es dejar tirados equipos que se conviertan en chatarra cuando se trata de inversión pública, dinero del presupuest­o, del pueblo. Poco a poco hemos recobrado la rectoría del Estado en la planeación y el desarrollo nacional”.

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