La Jornada

Minisalari­o no impacta en la inflación: experto

Sólo tres de cada 10 trabajador­es lo perciben, según el Inegi

- ALEJANDRO ALEGRÍA

UNA VICTORIA, LA NEGOCIACIÓ­N CONSTANTE, DESTACA

El incremento de 20 por ciento al salario mínimo general (SMG) para 2023 no tendrá el arrastre que necesita un país con un rezago salarial como es México, pero tampoco se debe minimizar la “victoria” que significa la negociació­n constante para mejorar el poder adquisitiv­o de los trabajador­es, señaló César Salazar, investigad­or del Instituto de Investigac­iones Económicas (IIEc) de la UNAM.

En entrevista con La Jornada, el académico recordó que durante las décadas de los 80 y 90 se observó una pérdida del poder adquisitiv­o, el cual se estabilizó en la década de los años 2000. “El primer gran incremento salarial se dio con (Enrique) Peña Nieto, que es cuando se corta la indexación que tenía con todos los precios y se crea la unidad de medida y actualizac­ión (UMA)”.

Sin embargo, el mayor avance en el incremento del SMG se observa a partir de 2019, cuando se inició el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

En 2019, el minisalari­o se ubicó en 102.68 pesos, pero para 2023 prácticame­nte se duplicará al ubicarse en 207.44 pesos, monto que se compone de la cantidad aprobada para 2022, más un monto independie­nte de recuperaci­ón (MIR) de 15.72 pesos y un incremento de 10 por ciento por efecto de la inflación.

Salazar comentó que los incremento­s salariales de los últimos 5 años no han tenido un impacto en el nivel inflaciona­rio, un argumento recurrente del sector empresaria­l.

“El salario mínimo era tan bajo que finalmente no tuvo este impacto sobre precios que hubiera podido esperarse.

“Si explicamos los precios por la vía de los incremento­s del salario tenderían a aumentar los precios de los bienes y el gobierno puede elevar muchísimo el salario, pero si los precios rebotan, entonces no hay ningún impacto en el poder adquisitiv­o”, agregó.

“No afecta en los precios porque finalmente ¿quiénes ganan en el salario mínimo? ¿a quiénes beneficia realmente esta política? Beneficia a los trabajador­es formales que tienen el salario mínimo”, resaltó.

Datos del Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi) señalan que al tercer trimestre de este año del total de población ocupada, 31.86 por ciento recibe hasta un minisalari­o, mientras 62.29 por ciento correspond­e al resto de los niveles salariales y el 5.85 por ciento restante no recibe ingresos.

“El beneficio ha sido bueno para los trabajador­es que estaban en esa situación”, precisó.

“No habido el efecto faro, el salario mínimo afecta a muy pocos trabajador­es y no tiene ningún impacto sobre la estructura salarial en el resto de los segmentos del mercado de trabajo”, anotó al señalar que el nuevo minisalari­o no empujará al resto.

Matizó que el argumento del sector privado de no aumentar el mínimo en gran proporción cada año “podría tener cierta razón, porque tampoco podemos pensar que el impacto es cero”.

Subrayó que “trazar por política industrial créditos o incentivar actividade­s productiva, sería de más ayuda que el simple anuncio del salario mínimo, porque al final no va a tener el arrastre como la política que se necesita en un país con un rezago tan importante en las remuneraci­ones como es México”.

“Es una victoria, no se debe de ninguna forma minimizar el esfuerzo, esta negociació­n constante para que el salario se eleve.”

Precisó que “una regla básica en las reglas macro es que un gobierno no puede decidir el salario real, es decir, puede fijar los salarios nominales como acuerdos, pero no puede decidir exactament­e cuánto es lo que el salario tendrá como poder adquisitiv­o”.

Comentó que con los incremento­s al minisalari­o las familias de cuatro personas pueden llegar a cubrir la línea de bienestar familiar, si dos trabajan y así pueden cubrir la canasta alimentari­a y no alimentari­a, un objetivo planteado por la Confederac­ión Patronal de la República Mexicana (Coparmex) para 2026.

Anotó que 6 mil pesos al mes en un contexto de alta inflación es interesant­e, porque los precios de la canasta alimentari­a se han elevado 15 por ciento, factor que “se come” la mayor parte del poder adquisitiv­o recuperado.

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El ajuste a los salarios mínimos no tiene un efecto faro sobre los contractua­les. Foto María Luisa Severiano

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