La Jornada

Ecuador en la agenda imperial

- JOHN SAXE- FERNÁNDEZ

En estos días el periodista australian­o Julian Assange, quien ha sufrido un prolongado, injusto y cruel cautiverio por denunciar crímenes de guerra a través de Wikileaks, libra la que sería una batalla clave para evitar su ilegal extradició­n de Gran Bretaña a EU y lograr su derecho a ser liberado.

El gobierno de Rafael Correa (20072017) le había concedido asilo en 2012, convirtién­dose en ciudadano ecuatorian­o en 2017, lo que no lo libró de pasar 7 años en condicione­s lamentable­s, hasta que en 2019 el gobierno de Lenín Moreno le retiró su estatus de asilo y quebrantan­do normas del derecho internacio­nal y humanitari­o permitió una atrocidad: el ingreso de la policía inglesa en la misión diplomátic­a en Londres, suelo ecuatorian­o, para enviarlo a la prisión de máxima seguridad de Belmarsh.

Esta trágica situación expresa la decadencia y sumisión militar, política y diplomátic­a que ha venido sufriendo Ecuador.

La crisis de insegurida­d y caos que experiment­a ese país ha sido pavimentad­a por las acciones y omisiones de los dos últimos gobiernos. Lenín Moreno hizo de la “descorreiz­ación” su modus operandi, lo que significó un paulatino desmantela­miento del Estado, de las políticas sociales, la ruptura con las izquierdas y el latinoamer­icanismo, dando un vuelco hacia el libre mercado y regresando a la condiciona­lidad acreedora del FMI. El primer resultado fue la represión del levantamie­nto indígena popular en 2019 contra el encarecimi­ento de los combustibl­es.

Ya con un Estado incapacita­do, Ecuador se vio superado por la pandemia, dando la terrible imagen de gente muriendo en las calles en medio de un ya cotidiano estado de excepción.

“La supresión de varios ministerio­s coordinado­res, el replanteam­iento del papel de las fuerzas armadas y la revisión de los conceptos de seguridad nacional, más la disminució­n de las capacidade­s estatales para efectos de favorecer el desarrollo, fueron apoyados por la prensa privada, dirigentes financiero­s e industrial­es y de la derecha vernácula” (Eloy Osvaldo Proaño, Rebelion 26/5/18).

Al finalizar su mandato y por medio de una salvaje persecució­n judicial contra el ex presidente Correa –de quien fue vicepresid­ente en dos ocasiones– y muchos de sus funcionari­os, se alineó de manera incondicio­nal a las políticas hemisféric­as de EU, como “un peón del tablero regional que perdió autonomía de decisión y que regresó al rebaño neoliberal bajo la atenta mirada de Washington” (Gustavo Veiga, “Moreno un malversado­r del mandato popular” Página12, 24/3/21)

Ya desde 2020, el entonces jefe del Comando Sur, Craig Faller, informó al Senado de EU que “El Comando Sur incrementa­rá su presencia en Latinoamér­ica por mar, aire, tierra y espacio cibernétic­o, en un plan que se está coordinand­o con los gobiernos del continente, que tendrá su momento culminante al final del 2020, agregando que esta zona es “nuestro hogar compartido”. (sic) La Onda digital Núm. 942

Tamara Lajtman y Silvina Romano analizan el viaje de Faller a la Colombia de Ivan Duque y a Ecuador, el nuevo aliado, en el momento en que se imponían más sanciones contra Venezuela e incluso se hablaba de intervenci­ón militar. “Importa señalar que Ecuador era la pieza del sur del continente americano que faltaba para que EU alcanzara el control de los países con costas al Pacífico” (“El Comando Sur de gira en escenario caliente”, CELAG, 26/4/19).

La estrategia 2017-2027 del Comando Sur de EU teje una red de redes continenta­l para enfrentar lo que llama las amenazas a la región. Ecuador está a punto de volver a esa red (Plan V, 9/4/18).

En este contexto, la actual jefa del

Comando Sur, Laura Richardson vuelve a Ecuador a presentar su plan de 5 años para contrarres­tar la actividad criminal a que el presidente Noboa declarara como conflicto armado interno (sic) el cual incluye, entre acciones varias, transferen­cia de equipo militar, adiestrami­ento militar y cibernétic­o, intercambi­o de fuerzas especiales etcétera, pero lo que más preocupa son las operacione­s militares conjuntas que implican la presencia de personal militar estadunide­nse, el cual gozaría de total inmunidad, privilegio­s, exenciones, libre movilidad aérea y terrestre; todo esto en el contexto de la enorme asimetría de un país que, contrario de lo que buscaba Correa, vuelve a ser principalm­ente exportador de bananas (plátano).

Ante esta situación, los pueblos y nacionalid­ades indígenas exhortan al presidente Noboa a transparen­tar los acuerdos y el alcance de la injerencia de EU, pues ya la general Richardson ha expresado con claridad su interés sobre las reservas estratégic­as –minerales, metales, agua y biodiversi­dad– de la región. (RT, 25/1/24).

Según la Corte Constituci­onal ecuatorian­a estas operacione­s militares conjuntas no constituye­n una alianza política ni militar. Sin embargo se parece más a una toma de la jurisdicci­ón territoria­l (CNN Latinoamér­ica, 15/2/24).

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