La Jornada

El Sol emitió poderosas erupciones con unas horas de diferencia

- EUROPA PRESS MADRID

El Sol emitió dos fuertes erupciones en cuestión de horas, coincidien­do con el pico de actividad en el presente ciclo de nuestra estrella, de 11 años.

La primera alcanzó su punto máximo a las 11:07 UTC el 21 de febrero, y la segunda lo registró a las 6:32 UTC de ayer, informa la NASA.

El Observator­io de Dinámica Solar (SDO, por sus siglas en inglés) de la NASA, que vigila al astro constantem­ente, captó en imágenes los destellos brillantes en el área superior izquierda del astro. Las imágenes muestran un subconjunt­o de luz ultraviole­ta extrema que resalta las temperatur­as extremadam­ente calientes del material que forma las llamaradas y que está coloreado en verde azulado.

Las erupciones solares son poderosas explosione­s de energía. Éstas y las llamaradas pueden afectar las comunicaci­ones por radio, las redes de energía eléctrica, las señales de navegación y representa­r riesgos para las naves espaciales y los astronauta­s.

La primera llamarada se clasifica como X1.8. La segunda, como X1.7.

La clase X denota las más intensas, mientras el número proporcion­a más informació­n sobre su fuerza. Estas erupciones se suman a las registrada­s los días 9 y 16 de febrero.

Nuestro Sol está formado por un gas ionizado caliente conocido como plasma. Enormes flujos de ella y convección conspiran juntos para formar campos magnéticos dentro del astro, que se manifiesta­n en la superficie como manchas oscuras, las cuales son comparable­s al tamaño de la Tierra y sedes de un intenso magnetismo, unas 10 mil veces más fuerte que el campo magnético del planeta.

A veces, los campos magnéticos de las manchas solares se ven alterados en acontecimi­entos violentos que dan lugar al nacimiento de tormentas magnéticas solares, como llamaradas o eyecciones de masa coronal. Liberan radiación de alta energía y arrojan grandes cantidades de plasma magnetizad­a al espacio exterior. Las más intensas de estas tormentas pueden causar graves daños a los satélites en órbita, a las redes de energía eléctrica y a las telecomuni­caciones cuando se dirigen a la Tierra.

Cientos de años de observacio­nes desde principios del siglo XVII muestran que el número de manchas solares observadas en el Sol varía periódicam­ente. Alrededor de cada 11 años, el número de manchas y la intensidad de la actividad solar alcanzan un pico cuando se esperan las perturbaci­ones más violentas en los entornos espaciales planetario­s (o el clima espacial). Sin embargo, predecir cuándo se producirá este pico sigue siendo un desafío.

El ciclo solar se produce mediante un mecanismo de dinamo impulsado por la energía procedente de los flujos de plasma del interior del astro. Se entiende que este mecanismo involucra dos componente­s principale­s del campo magnético, uno que se manifiesta en el ciclo de las manchas y otro que se expresa en un reciclaje del campo dipolar del Sol a gran escala; este último es muy parecido al campo magnético de la Tierra: se extiende de un polo del astro a otro. Con el ciclo de las manchas solares, también se observa que el campo dipolar aumenta y disminuye en fuerza, y los polos magnéticos norte y sur intercambi­an lugares, también cada 11 años.

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Foto Europa Press Un subconjunt­o de luz ultraviole­ta extrema que resalta las temperatur­as muy calientes del material que forma las llamaradas y que está coloreado en verde azulado.

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