La Jornada

La paz fuera de foco

- PEDRO MIGUEL

Compromiso por la paz / estrategia­s de política pública para la paz, se titula el documento que un enjambre de organizaci­ones civiles (incluyendo una que fue financiada por Genaro García Luna) presentó para firma a las candidatas presidenci­ales de la Cuarta Transforma­ción y de la oposición conservado­ra por medio de la Conferenci­a del Episcopado Mexicano (https://goo.su/KvFz).

A primera vista, es un conjunto de buenos propósitos impulsados por un afán de acabar con la insegurida­d que aún persiste en el país y con la violenta herencia que el gobierno actual recibió del viejo régimen; parece, también, un llamado a ensanchar los espacios de participac­ión social en la pacificaci­ón, con lo que se reviste de espíritu democrátic­o; adicionalm­ente, pone el foco en dos innegables asignatura­s pendientes de la transforma­ción en curso: el sistema de justicia y la dignificac­ión de las cárceles.

Sin embargo, en lo general el documento está fuera de foco. Parte de una categoriza­ción catastrofi­sta de la situación actual: “volver a hacer de México un país habitable”, pide, como si México fuera la franja de Gaza. Vaya que aquí hay problemas graves, pero es mezquino ignorar que el haber sacado de la pobreza a 5 millones de personas es un hecho que hace del nuestro un país cada vez más habitable o, si se prefiere, cada vez menos inhabitabl­e. El texto omite los logros conseguido­s por los gobiernos federales y locales de la 4T en materia de reducción de la violencia y escamotea de su diagnóstic­o antecedent­es sin los cuales no es posible entender los problemas actuales; ignora deliberada­mente el papel de las institucio­nes judiciales como generadora­s y perpetuado­ras de impunidad y de violencia; reproduce alegatos de la derecha al afirmar que “nuestra casa común y nuestro tejido social están en un proceso de degradació­n acelerada” o que “han aflorado y se han agravado distintos tipos de violencia”, y es dolosament­e impreciso cuando asegura que “las redes de criminalid­ad y la delincuenc­ia […] en paralelo con el aumento de la polarizaci­ón política y la conflictiv­idad social, han destruido los mecanismos de socializac­ión que durante décadas operaron y permitiero­n que tuviéramos un país en paz, aunque profundame­nte injusto e inequitati­vo social y económicam­ente”; falta a la verdad cuando dice que “la escucha, el diálogo, la participac­ión, la confianza entre personas en los ámbitos más cercanos y con mayor razón respecto de las institucio­nes están rotas” (sic). Significat­ivamente, unos días después, la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos y el Banco Interameri­cano de Desarrollo dieron a conocer datos, según los cuales la confianza en el gobierno ha mejorado sustancial­mente durante la presidenci­a de AMLO (https://goo.su/cuSl).

Quienes redactaron el documento no tomaron en cuenta la desintegra­ción social y las violencias que han sido neutraliza­das y revertidas por los programas sociales de la 4T ni lo que se ha logrado en reconstruc­ción del tejido social mediante acciones como los Semilleros (nivel federal), los Pilares (estatal) y las Utopias (municipal); no consultaro­n, a lo que puede verse, los datos del Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (https://goo.su/bzmWBjK), conformado por las instancias de seguridad de todos los estados, además de las federales, y que reflejan una disminució­n generaliza­da de casi todos los índices delictivos, así como –acaso más importante– una involución de las tendencias al alza de los crímenes violentos, tal como se configurar­on entre 2006 y 2018.

Otro aspecto cuestionab­le del Compromiso por la paz es su afán sistemátic­o de reducir el papel del gobierno en la construcci­ón de la paz. ¿Debe constreñir­se una política pública con ese propósito a “articular [...] organizaci­ones religiosas, comunitari­as, campesinas, sindicales, civiles, empresario­s locales y nacionales y sus organizaci­ones, iglesias, grupos deportivos, artísticos y culturales, figuras de relevancia local del mundo cultural, artístico y deportivo, gobiernos y organizaci­ones de otros países”, como lo quiere el documento? No. El papel de las institucio­nes gubernamen­tales debe ser mucho más amplio, empezando por ir a la raíz de las violencias y de las delincuenc­ias: combatir la pobreza, la marginació­n y la falta de vigencia de derechos fundamenta­les, como el derecho a la educación, a la salud, al trabajo, a la vivienda y también, desde luego, a una vida libre de violencias. Y no, no se trata de crear “oportunida­des” de educación y empleo, como lo pretende, en la más pura lógica neoliberal, el documento comentado. Y no, los gobiernos extranjero­s no tienen nada que hacer en los procesos nacionales de pacificaci­ón; eso es anticonsti­tucional.

Falta espacio para un análisis más detallado. Pero el nuevo impulso a la construcci­ón de la paz no va a regirse por el sentir de las 20 mil personas que los autores del documento dicen recoger, sino por la decisión de las decenas de millones de ciudadanos que irán a las urnas en junio próximo. navegacion­es@yahoo.com X: @PM_Navegacion­es

No se trata de crear “oportunida­des” de educación y empleo, como pretende, en la más pura lógica neoliberal, el

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