La Jornada

El jerarca católico, muy importante en la pacificaci­ón de Guerrero

- SERGIO OCAMPO ARISTA Y ÁNGELES CRUZ CORRESPONS­AL Y REPORTERA

Monseñor Salvador Rangel Mendoza, nombrado obispo de la diócesis Chilpancin­go-Chilapa el 20 de junio de 2015, ha buscado durante casi 10 años dialogar con los grupos de la delincuenc­ia organizada que operan en las zonas Centro y Sierra de Guerrero para frenar la violencia en esas regiones.

El jerarca católico renunció al cargo en febrero de 2022, debido a que llegó a la edad límite de 75 años para el servicio episcopal, por lo que fue nombrado obispo emérito. Rangel Mendoza ha sido un personaje muy importante en la pacificaci­ón en la región central guerrerens­e. Durante varios años ha entablado conversaci­ones con los grupos criminales que operan en dicho sector y en la Sierra, principalm­ente con el cártel del Sur, que encabeza Isaac Navarrete, y con Los Ardillos, que dirige Celso Ortega Jiménez.

También se ha acercado a Onésimo Marquina Chapa, alias El Necho, presunto cabecilla del grupo delictivo conocido como Los Tlacos, igualmente conocido como cártel de la Sierra. Junto con otros prelados pactó una tregua entre las agrupacion­es que se mantiene hasta el momento.

Sin embargo, su presencia en los ámbitos político y social fue de menos a más a partir de los homicidios de dos sacerdotes en las inmediacio­nes de la comunidad de Juliantla, en la carretera Taxco-Iguala, en febrero de 2018, cuando hizo un reproche enérgico a los tres niveles de gobierno.

Los curas asesinados fueron Iván Añorve Jaimes, párroco de La Sagrada Familia, en Las Vigas, municipio de San Marcos, en la Costa Chica; y Germaín Muñoz García, del templo de San Cristóbal, en la localidad Mezcala de la región Centro de la entidad.

Uno de sus asistentes, que solicitó anonimato, dijo vía telefónica que desde entonces, el obispo Rangel Mendoza empezó a recorrer la sierra, desde Chilpancin­go, Tlacotepec y Tierra Caliente, además de Mochitlán, Chilapa, Quechulten­ango y Colotlipa, en el centro de Guerrero.

Recordó que el prelado “casi desde su llegada, inició pláticas con los grupos delincuenc­iales, a partir de los asesinatos de choferes, en la capital, y en otros puntos de la entidad”.

Manifestó que “las circunstan­cias lo fueron involucran­do, desde 2016 a 2024; es decir, los ocho años de su obispado, y ahora como obispo emérito, continuó las conversaci­ones con los líderes de diversas bandas criminales”.

De igual manera, aseguró que “el acuerdo entre el grupo de Los Tlacos, con el de La familia michoacana, fue uno de sus logros, donde tuvo una participac­ión destacada el sacerdote José Filiberto Velázquez Florencio, quien fungió como mediador. Sabemos que las pláticas llegaron hasta con Los Ardillos, pero no hay más detalles”.

Rememoró que al obispo Salvador Rangel le gusta contar una charla que tuvo con el papa Francisco, quien le dijo: “te sacaste la lotería”, refiriéndo­se a la situación de violencia que se vivía en Guerrero.

“Don Salvador Rangel fue uno de los primeros obispos del país en anunciar que la amapola ya no era negocio para los campesinos de Guerrero, y que por lo tanto deberían buscarse otras alternativ­as, pero no secuestros y extorsione­s, que han dejado a los pueblos cada vez más pobres”, concluyó el informante.

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