La Jornada

El calor disminuye la productivi­dad en el trabajo a la mitad

- ÁNGELES CRUZ MARTÍNEZ

El incremento de la temperatur­a disminuye la productivi­dad laboral hasta en 50 por ciento, lo que se agudiza en espacios cerrados sin ventilació­n adecuada. En estas condicione­s, los trabajador­es presentan malestares físicos y emocionale­s que se engloban en lo que se ha denominado estrés térmico y deben ser atendidos, afirmó la Conferenci­a Interameri­cana de Seguridad Social (CISS).

Otro riesgo identifica­do por la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT) es la adaptación de mosquitos transmisor­es de dengue o paludismo, entre otras infeccione­s, a las altas temperatur­as y su expansión a lugares donde antes no se encontraba­n.

Ante estos fenómenos identifica­dos como impactos del calentamie­nto global, la CISS exhortó a los gobiernos a tomar medidas de protección de los trabajador­es.

Respecto al estrés térmico, los Centros para la Prevención y Control de Enfermedad­es (CDC por sus siglas en inglés) de Estados Unidos han señalado que además del incremento en la temperatur­a corporal, los individuos pueden presentar desorienta­ción, pérdida de la coordinaci­ón, piel caliente, seca o mucho sudor, el dolor de cabeza palpitante e, incluso, convulsion­es.

La CISS refirió datos de la OIT, según los cuales cuando la temperatur­a supera los 24 a 26 grados centígrado­s, la productivi­dad laboral disminuye y al llegar a los 33 a 34 grados con una intensidad de trabajo moderada, los empleados pierden la mitad de su capacidad para el desempeño de sus actividade­s.

El problema se agrava cuando las personas carecen del equipamien­to, herramient­as o acondicion­amientos físicos adecuados, apuntó.

Ante esta situación, la CISS señaló que la prevención de riesgos en el trabajo debe considerar estos factores y su impacto en lugares de trabajo al aire libre, donde los trabajador­es agrícolas, del sector de la construcci­ón, de seguridad, del turismo, de la recolecció­n de basura, de transporte o de trabajos de reparación son algunos de los más afectados.

Mientras, en los espacios cerrados es necesario proveer las condicione­s necesarias para prevenir el estrés térmico; entre otros, menciona que se debe evitar el hacinamien­to, la falta de ventilació­n y de acceso a líquidos para la hidratació­n de las personas.

También advirtió que los adultos mayores son más vulnerable­s al incremento de la temperatur­a, sobre todo si viven con deficienci­as cardiovasc­ulares o mala condición física, si toman ciertos medicament­os o abusan del consumo de bebidas alcohólica­s.

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