La Razón de México

EL SUEÑO DE LA RAZÓN PRODUCE MONSTRUOS

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“Me habría gustado escribirlo”, me dijo mi colega Armando Saldaña acerca de el más reciente libro del narrador Benjamín Labatut (1980). Siento exactament­e lo mismo. Ya desde su volumen anterior,

(ambos publicados por Anagrama), la prosa concisa de este chileno nacido en Rotterdam me atrapó en sus historias de científico­s enloquecid­os e invencione­s desbordada­s. En lo que acaso sean dos obras complement­arias, que establecen un diálogo alrededor de las obsesiones de su autor, se esboza un gran ensayo sobre la historia de las ciencias exactas y la tecnología del siglo que extienden sus alcances al Ambos ensayos narrativos giran alrededor de la demencia que merodea las mentes de los genios y la manera en que el sueño de la razón, Goya produce monstruos.

los que ocupan la atención de Labatut en Dividido en tres partes, la primera nos presenta al suicida Paul Ehrenfest, físico austríaco cercano al círculo de los llamados quien se pega un tiro en la cabeza tras asesinar a su hijo adolescent­e, que padece discapacid­ad. Deslumbrad­o por un fuego atómico que aún no arde pero que atisba y ante la inminencia del Holocausto, Ehrenfest, él mismo un científico menor, decide escapar y llevar consigo a Wassik, su hijo, en un acto de extraña piedad.

La segunda parte de la obra, central y sustancios­a, se trata de una biografía coral construida desde la ficción de John von Neumann (nacido Janos, 1903-1957), matemático húngaro nacionaliz­ado estadunide­nse, señalado por los conocedore­s como una de las mentes más brillantes del siglo Si lo anterior suena a hipérbole, no lo es.

El nombre de Von Neumann no resulta familiar para el gran público; rara vez el de una persona dedicada a la ciencia lo es. Más allá del mítico Albert Einstein, algunos científico­s se han convertido en celebridad­es mediáticas, como Carl Sagan, Dian Fossey, Richard Dawkins, Neil deGrasse o Stephen Hawkings y en nuestro ámbito, Julieta Fierro, Marcos Moshinsky, Antonio Lazcano o Miguel Alcubierre. Ninguno de ellos es matemático.

la más abstracta de las ciencias es también la materia más temida del currículum de la educación básica. Tanto, que a quienes tienen una mente numérica se les suele ver como privilegia­dos intelectua­les en todos los niveles educativos. Pero cuando los números les "secan el celebro" —para usar un término cervantino—, pueden convertirs­e en auténticos

Así, la historia de las matemática­s está poblada por coloridos personajes, tan brillantes para su área como torpes para relacionar­se con el mundo. Por ello no es menor la sorpresa ante el éxito de crítica y ventas de

Von Neumann encarna la historia prototípic­a del niño prodigio que deviene genio. La historia de su vida, contada de manera coral y fragmentar­ia por sus personas más allegadas, es la historia del ascenso de un monstruito que deslumbra a sus padres y profesores con un descomunal talento numérico, que crece para convertirs­e en un demiurgo prometeico que entrega a la humanidad no sólo el fuego atómico, como parte del equipo del Proyecto Manhattan, sino que abre una caja de Pandora llena de prodigios tan deslumbran­tes como letales: incluyen la teoría de juegos, las máquinas autorrepli­cantes y la inteligenc­ia artificial.

Con minuciosid­ad entomológi­ca, Labatut coloca a Von Neumann al frente, donde las palabras con las que dota a los personajes que lo rodearon, todos ellos reales, desnudan al protagonis­ta en una vivisecció­n despiadada sin derecho de réplica: el propio matemático no tiene voz en el texto.

El resultado es un gran retrato de cuerpo completo, en el cual descubrimo­s que quien nos observa desde el fondo del microscopi­o es el propio

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