La Razón de México

RAMÓN XIRAU Y EL GRUPO HIPERIÓN

- POR GUILLERMO HURTADO

Por qué Ramón Xirau no formó parte del grupo Hiperión, el más importante de la filosofía mexicana del medio siglo? Tenía la edad, tenía el talento, ¿por qué?

En su “Memorial de Mascarones”, Xirau y Sartre es que adoptaban una concepción ofreció algunos elementos para responder a equivocada del tiempo. Ignoraban la duración la pregunta anterior. Ahí cuenta que, aunque bergsonian­a y, por lo mismo, no entendían fue amigo de Uranga, alumno de su padre, sus cabalmente ni la libertad ni el sentido de la amistades más cercanas estaban por el lado del existencia. Los existencia­listas, decía Xirau, exilio y la literatura. Luego cuenta que en la Facultad privilegia­n el futuro y olvidan que el tiempo se de Filosofía y Letras hubo una división vive como duración. Lo cito: “La creencia según entre los seguidores de Sartre y los de Camus. la cual el tiempo es solamente el futuro lleva a Los primeros, lo sabemos, fueron los hiperiones. pensar que el hombre es un proyecto que no Xirau, en cambio, afirma que él estuvo puede alcanzar jamás una plena realizació­n.” entre los camusianos, “tal vez por orígenes comunes Un año después del examen de grado de en el Mediterrán­eo, pero sobre todo por Xirau, en 1948, el grupo Hiperión ofreció un la luminosida­d poética de su pensamient­o”. Sin ciclo de conferenci­as sobre el existencia­lismo embargo, no fue Camus el autor a quien Xirau francés. Esas conferenci­as fueron un acontecimi­ento opuso a Sartre, sino Bergson. ampliament­e reseñado en la prensa.

Xirau se recibió de doctorado con la tesis Duración De un día para otro, los jóvenes hiperiones se y existencia en la que elogiaba a Bergson hicieron famosos y el existencia­lismo francés y desacredit­aba a Sartre. Defender el bergsonism­o se volvió la comidilla en el medio cultural en 1947 era de un anacronism­o provocador. mexicano. Podemos suponer que ese espectácul­o Al bergsonism­o se le veía como algo muy no fue del agrado de Xirau. Eso explica superado. Hay otro dato destacable. A Xirau lo que llevara su crítica de la moda existencia­lista recordamos como un filósofo que rehuía la confrontac­ión a las páginas del suplemento cultural México de ideas. Sin embargo, el joven Xirau en la cultura, que se había convertido en la de Duración y existencia, atacó al existencia­lismo plataforma pública de los hiperiones. En su artículo con fiereza. La concepción de la vida del “Existencia­lismo”, del 25 de noviembre existencia­lismo chocaba con la que él siempre de 1949, Xirau se atrevió a enjuiciar al existencia­lismo defendió: una concepción más transparen­te, sartreano, nadando a contracorr­iente esperanzad­a, iluminada por lo divino. Una de del espíritu de sus tiempos. Afirma Xirau que las objeciones que planteó Xirau a Heidegger hay una dialéctica en el pensamient­o que siempre nos hace pasar de una negación a una afirmación. El existencia­lismo sartreano, sostiene Ramón Xirau, se distingue de todas las filosofías previas por no dar ese paso al frente después de su negación del sentido de la vida humana. Para Sartre la vida y la muerte son igualmente absurdas, no hay sentido que se pueda encontrar en ellas. Somos pasiones inútiles. Xirau sostiene que esa posición no puede adoptarse como una filosofía. El existencia­lismo lleva a su autorrefut­ación, es decir, a la conclusión inevitable de que la filosofía existencia­lista es absurda. No puede haber, por lo mismo, una antropolog­ía existencia­lista o una metafísica existencia­lista o una ética existencia­lista. En palabras de Xirau: “¿Cómo teorizar sobre la base de que el mundo es absurdo, de que toda teoría y toda reflexión son también absurdas? ¿Cómo afirmar el ser radical del hombre después de haber dicho que el hombre es una pasión inútil? ¿Cómo fundar algo sobre la nada?” El existencia­lismo, concluye Xirau, tiene tres desenlaces, a cual más terrible: el quietismo, la anarquía o el suicidio.

No podemos dejar de preguntarn­os si la crítica de Ramón Xirau al existencia­lismo sartreano también iba dirigida, aunque de manera indirecta, a los jóvenes existencia­listas mexicanos, a Uranga, a Portilla, a Villoro, a Zea. No lo sabemos. Lo que sí nos consta es que Uranga, el polemista feroz que no dejaba pasar sin réplica una sola crítica al existencia­lismo promovido por el Hiperión, no le respondió a Ramón Xirau, quizá por respeto a la memoria del padre.

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