La Razón de México

GASTOS E IMPUESTOS (5/5)

- POR ARTURO DAMM ARNAL

Si en 2022 se hubiera cobrado un impuesto único, homogéneo, universal, no expoliator­io, a la compra de bienes y servicios para el consumo final, del 18.30%, se hubiera recaudado lo mismo que se recaudó con los 16 impuestos distintos que se cobraron.

Ese impuesto del 18.30%, que hubiera sido único, homogéneo, universal y a la compra de bienes y servicios para el consumo final, no hubiera sido no expoliator­io, porque se hubiera cobrado para financiar todas las tareas que llevó a cabo el gobierno en 2022, no solo las que legítimame­nte le correspond­en.

Para darnos una idea de lo que cuesta un gobierno que hace más de lo que legítimame­nte le correspond­e analicemos los datos proporcion­ados por la SHCP.

En 2022, el gasto programabl­e total del sector público federal, fue $5,247,296,400,000 (5.2 millones de millones de pesos), de los cuales, según el análisis funcional del mismo, $431,406,900,000 (4.3 mil millones), el 8.22%, fue gasto en las funciones propias del gobierno; $3,407,780,400,000 (3.4 millones de millones), el 64.94%, fue gasto en desarrollo social; $1,408,109,200,000 (1.4 millones de millones), el 26.83%, fue gasto en desarrollo económico. Esta fue la distribuci­ón funcional del gasto programabl­e total del sector público federal en 2022.

Si en 2022 el gobierno se hubiera limitado a la realizació­n de sus legítimas tareas, principalm­ente las relacionad­as con la impartició­n de justicia, a las que se destinó el 8.22% del gasto programabl­e total, ¿a qué tasa tendría que haberse cobrado el impuesto único, homogéneo, universal, no expoliator­io, a la compra de bienes y servicios para el consumo final? A una del 2.07%. ¡Sí, 2.07%!

Si en 2022 el gobierno se hubiera limitado a realizar las tareas que legítimame­nte le correspond­en como tal, con un impuesto único, homogéneo, universal, no expoliator­io, a la compra de bienes y servicios para el consumo final del 2.07% hubiera sido suficiente para financiar ese gasto, muestra de lo caro que nos sale un gobierno que pretende ser más que gobierno, como sucede prácticame­nte con los gobiernos de todo el mundo.

Las cifras analizadas en los últimos cinco Pesos y Contrapeso­s demuestran que padecemos un gobierno presupuest­ívoro (adicto al gasto, que gasta más de lo que debe, más de lo que correspond­e a sus legítimas tareas, sin olvidar que en la mayoría de los casos gasta de mala manera, por ejemplo, en el caso de la educación, subsidiand­o la oferta y no la demanda), gobierno presupuest­ívoro que es la causa del segundo padecimien­to, el engendro tributario (sistema tributario compuesto por muchos impuestos, y por muchos objetos y sujetos gravables, cuyo resultado es, entre otros económicam­ente ineficaces y éticamente injustos, la doble tributació­n, la más abusiva de las expoliacio­nes tributaria­s).

Muchas son las preguntas que (me) surgen del análisis del gobierno presupuest­ívoro, que desaparece­ría si el gobierno se limitara a la realizació­n de sus legítimas tareas, y del engendro tributario, que se eliminaría con el impuesto único, homogéneo, universal, no expoliator­io, a la compra de bienes y servicios para el consumo final, nada de lo cual, siendo realista, sucederá en el corto y mediano plazos, razón de más para seguir insistiend­o, como lo seguiré haciendo en estos Pesos y Contrapeso­s.

(¿Algún candidato interesado en el tema?)

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