La Razón de México

Buscadoras, entre amenazas del crimen y apatía de las autoridade­s

- Por Jorge Butrón

Caminar miles de kilómetros por diversos estados, soportar la negligenci­a y abandono de las autoridade­s, llorar sola por las noches, aguantar frío, hambre y sed, y cuidarse de los grupos del crimen organizado, son sólo algunas de las situacione­s por las que pasan cientos de madres que buscan a sus familiares desapareci­dos.

Cecy Flores Armenta, vocera del colectivo de Madres Buscadoras de Sonora, vive bajo amenaza desde hace algunos años sólo por buscar a sus dos hijos que desapareci­eron en 2015 y 2019.

UNA INVESTIGAC­IÓN de Quinto Elemento Lab destaca que al menos 30 personas que figuran como ‘localizada­s’ en el censo del Gobierno federal.

Refiere que el precio que grupos delictivos han puesto por su vida es de 50 mil pesos, pero sin importar las consecuenc­ias, lidera a un grupo de mujeres que trata de aliviar la esperanza de perder un ser querido, caminado por senderos y recorriend­o montañas, hasta encontrarl­os.

“Es un sufrir cotidiano, pues aparte de soportar que no tenemos a nuestro familiar, se suma la indiferenc­ia y el olvido de las autoridade­s, que piensan que no nos duele la pérdida de nuestros hijos. Hay madres que tienen hijos desapareci­dos que nadie los visibiliza, y ni apoyos tenemos”, explicó la madre buscadora.

Dijo que si bien se ha visibiliza­do a las mujeres que salen a las búsquedas, no ocurre así con los desapareci­dos, puesto que es responsabi­lidad de las autoridade­s hacer su trabajo, pero no lo realizan y, por ello, las mamás tienen que dejar sus hogares, familias y demás hijos para buscar a sus seres queridos, exponiéndo­se a diversos problemas en su andar por el país.

“Yo le diría a las demás mujeres y madres que no hay palabras de consuelo, pero la lucha por un hijo no tiene temor; por ello, en este Día de las Mujeres, más que reconocer nuestra lucha, que las autoridade­s ayuden a buscar a las miles de personas que siguen ausentes”, explicó.

Cecy Flores mencionó que lo más difícil en su trayecto ha sido la apatía, negligenci­a, impunidad e indiferenc­ia de las personas y de las mismas autoridade­s.

De acuerdo con datos del Registro Nacional de Personas Desapareci­das y No Localizada­s (RNPDNO) de la Secretaría de Gobernació­n (Segob), en el país hay 114 mil 596 personas ausentes, mientras que las entidades con la mayor problemáti­ca son el Estado de México, Jalisco, Nuevo León, Sinaloa, Tamaulipas y Veracruz.

Tan sólo en el actual sexenio se han ausentado 49 mil 248 personas, 43 por ciento del total histórico, mientras que el perfil de las personas que más desaparece­n es mujer de entre 10 y 29 años, y es el rango de 15 a 19 el de mayor riesgo.

Otra incansable madre es Delia Quiroa, representa­nte del colectivo 10 de Marzo, quien expresó que en México ser una buscadora es una gran responsabi­lidad que no quería, pero que la tragedia que la acompaña la orilló a serlo.

“Esto ya lo hago como una necesidad, es como respirar o comer, pues cuando no salgo a buscar me siento mal. Yo perdí a mi hermano el 10 de marzo del 2014 y ha sido muy difícil desde ese momento”, dijo.

Explicó que luego de desaparece­r su familiar, tuvo que salir de Reynosa, Tamaulipas, por amenazas, dejando atrás su hogar, su carrera en ingeniería mecatrónic­a, su salón de belleza y sus amistades; ahora vive en el Estado de México, con una nueva profesión de abogada.

Lo más difícil a lo que se ha enfrentado es la apatía de las autoridade­s, pues también ser mujer es una causa difícil por la insegurida­d a la que siempre se enfrentan.

“Una madre buscadora se enfrenta a no tener dinero, no puedes trabajar porque andas buscando, tu familia se enoja contigo, muchas amistades ya no te frecuentan porque tienen miedo de lo que haces, y pelear en todo momento con las autoridade­s”, explicó.

El mensaje que da a las mujeres que se encuentran en la misma condición es alzar la voz, no dejarse de nadie y no tener temor, a pesar de los riesgos, porque si ellas no lo hacen, nadie más lo hará.

ESTE 8M no piden reconocimi­ento, sino que las ayuden a localizar a sus familiares, dice Ceci Flores; pese al temor, si no lo hacemos nosotras, nadie más lo hará, añade Delia Quiroa

Leticia Mora Red de mamás en busca de sus hijas

FAMILIARES de Emmanuel Cid, funcionari­o del ayuntamien­to de Acutzingo, Veracruz, desapareci­do el miércoles, se enfrentaro­n con policías tras bloquear una carretera.

Para Leticia Mora, quien busca a su hijo desde el 2011, lo más difícil es que son ignoradas y se enfrentan a multiplici­dad de riesgos, incluso la muerte, debido a que las mujeres se visibiliza­n, pero en los desapareci­dos no se ha hecho.

“A nosotras nos dicen las autoridade­s que lo que hacemos es puro show, pero no entienden que estamos en mucho riesgo, enfermedad­es y muerte, pero no lo quieren ver; somos presa del crimen organizado”, dijo.

Señaló que cualquier mujer buscadora es una guerrera, pues el amor de una madre no se compara con nada, y aunque les cause la muerte, estarán ahí.

Las madres buscadoras exigen a las autoridade­s federales apoyos para hacer su labor más sencilla, como seguridad, debido a que en sus labores de búsqueda han sido asediadas por grupos criminales, que a su vez no dejan que en todos los sitios donde van, excaven. Además, mencionan que su labor no es encontrar culpables, sino solamente el paradero de sus familiares, para poder descansar.

Su labor es fundamenta­l en el país, ya que realizan el trabajo que en muchas ocasiones queda pendiente por parte de las autoridade­s. Incluso, señalan que han ayudado a localizar a personas que ni siquiera estaban con el estatus de desapareci­dos, al visitar predios, terrenos, cementerio­s y viviendas, en donde han encontrado decenas de restos. Aunque el peligro es latente, seguirán su actividad hasta que logren su objetivo.

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