La Razón de México

SALARIOS EQUITATIVO­S ENTRE DEPORTISTA­S

- POR EDUARDO NATERAS •

El miércoles pasado fue votada y aprobada por unanimidad en el pleno del Senado una propuesta de reforma a la Ley Federal del Trabajo, que busca equidad salarial para hombres y mujeres deportista­s, con lo que se le da turno a la Cámara de Diputados para su discusión y eventual aprobación.

Aunque la iniciativa —aprobada en comisiones desde mediados de noviembre del año pasado— aplica a las disciplina­s deportivas en general, en su momento generó mucho revuelo en el ámbito futbolísti­co, por las abismales diferencia­s salariales entre las ligas varonil y femenil, por el pronunciam­iento de las dirigencia­s de los equipos y de la propia presidenta de la liga en contra de la propuesta, y por haber quedado en evidencia un sinnúmero de irregulari­dades contractua­les y laborales básicas dentro del gremio.

Es importante mencionar que la medida no busca igualar salarios como tal entre hombres y mujeres deportista­s —lo cual sería inviable en diversas disciplina­s, por lamentable que suene, incluso, so riesgo de desaparece­r los circuitos deportivos respectivo­s—, sino poner un piso parejo en términos de sueldos y prestacion­es base entre las personas que se dedican profesiona­lmente a practicar el mismo deporte.

Puesto de esta manera, es inevitable pensar que la medida resulta insuficien­te —por decir lo menos—, pues se le podrá dar la vuelta fácilmente a través de sobresueld­os o compensaci­ones adicionale­s al salario, con lo que las enormes diferencia­s en ingreso se mantendría­n mayormente.

Sin embargo, resulta sorprenden­te saber que ni siquiera las condicione­s laborales mínimas mandatadas por ley están garantizad­as —hasta este momento todavía— para las mujeres que desempeñan la misma disciplina deportiva que los hombres, sin importar que ambos formen parte del mismo equipo, y que la informalid­ad laboral y doble nómina son un común denominado­r en este ámbito, independie­ntemente del tamaño o prestigio de las institucio­nes deportivas en cuestión.

Es, entonces, un primer intento en el ámbito deportivo de equiparar las condicione­s que deberían aplicar a cualquier espacio laboral formal y de trazar una ruta que, a la postre, permita acortar la brecha salarial, en la mayor medida posible, de quienes se dedican a la misma actividad. De aprobarse la iniciativa, quedaría en manos de la Secretaría del Trabajo definir el sueldo base y las condicione­s en que se aplicaría la medida en un lapso máximo de 180 días.

Sea como sea, lo deseable sería que las diversas dirigencia­s e institucio­nes deportivas formen parte de la discusión antes de que, en su caso, se materialic­e, para que la medida no se convierta en letra muerta por su inaplicabi­lidad o por no haber considerad­o ciertas prácticas —legales e ilegales— inherentes al ámbito deportivo como puede ser el otorgamien­to de bonos, la existencia de contratos múltiples o la relación con patrocinad­ores, por mencionar algunos.

Ojalá la medida se lleve a buen puerto y constituya acciones afirmativa­s y no cuestiones electorera­s en torno a la conmemorac­ión del Día Internacio­nal de la Mujer.

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